Prólogo

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1.

Birmingham, Inglaterra, junio de 1999.

Estar allí no había sido en definitiva opción de Louis, pero de Lottie sí, porque ella sabía que hablar sanaba el alma, y al mismo tiempo creía que hablar a veces era la única forma de no morir mientras aún se respira.

Debido a las recomendaciones de su psicólogo, Louis no debía dedicar la mayor parte de sus pensamientos al coronel, no era sano para él mantener su recuerdo, pero era la única forma que había encontrado para no olvidarlo entre las lagunas de su mente, porque Louis podría no recordar ahora lo que comía o hacia donde se dirigía, pero jamás olvidaría al coronel, menos ahora que comenzaba a olvidar su voz.

Rompió su corazón en tantos pedazos que no se molestó en unir de nuevo, porque se necesitaba un corazón completo para amar y Louis no quería amar a nadie más porque se lo prometió mucho antes de saber que el coronel se había llevado una mitad de él.

No solamente lo pensaba antes de dormir, también lo pensaba al despertar enredado entre las sábanas blancas por la ausencia de su cuerpo en la cama que compartían cada jueves por la noche cuando se quedaba a dormir en su departamento y aunque muchas veces había llegado diciéndole que había peleado con su esposa, Louis descubrió después la inexistencia de dichos problemas porque siempre había sido muy orgulloso para admitir cuando lo sentía.

A veces se descubría a si mismo pensándole cuando el silencio de su cocina calaba hasta el fondo mientras se llevaba el café a la boca y lo sentía frío porque habían pasado un par de horas desde que se lo sirvió e irremediablemente como todas las veces que le pensaba, sonrió, esta vez aun saboreando la tibieza de su café. Fue así como nuevamente su presencia evocó en los pensamientos de Louis, apropiándose de ellos como si fueran los propios.

—Él prefería el té.

—¿El coronel? —Liam indagó.

Louis negó con la cabeza ante la pregunta de su nuevo psicólogo, Liam.

—Harry.

Fue precisamente un jueves por la tarde cuando Louis se dignó a hablar de él, de Harry, del coronel, del hombre a quien todos en el ejército le temían, pero Louis no, el hombre cuya identidad había preferido mantener en secreto llamándole por su profesión porque sentía que, si alguien más sabía de él, Harry dejaría de ser plenamente suyo, porque sentía que sus recuerdos eran lo único que le pertenecía en su totalidad, y porque pese a que Harry le juraba ser suyo, al final del día Louis lo compartía con su esposa.

Mi Coronel Where stories live. Discover now