Prólogo

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He escuchado muchas historias de amor, he leído sobre él en muchos libros, digo muchos, porque ya perdí la cuenta desde que tengo memoria.

Un hilo rojo que une a las almas, el destino o la vida; más bien yo lo llamo universo.

He escrito cientos de poemas y canciones al amor, pero no he tenido la oportunidad de conocerlo, es como cantarle y recitarle a la pared. El amor es un personaje cruel y vacío.

Escribiendo poemas en el lugar donde nace el arte, en alguna cafetería con mirador, observo cientos de encuentros de personas, es un lugar hermoso pero para mí es como una calle solitaria.

Escribiendo poemas a "Pluma Y Papel" describo al chico de mis sueños, y aunque se que no existe porque es un personaje compuesto de otros personajes de libros, mi corazón anhela encontrar algo que se asemeje a él.

Para mí corta edad, tengo un concepto muy anticuado sobre el amor, he observado miles de cosas y yo solo quiero escribir cartas, poemas, cantar canciones y tal vez, la idea de regalar flores no se quede atrás.

He leído muchas historias que pueden tener el típico final cliché "Y vivieron felices por siempre", hasta un amor efímero en el que los personajes terminan siendo completos extraños como al principio, o por qué no, una muerte inesperada que te deja un vacío en el corazón.

Miro el reloj de la torre más alta y me doy cuenta de que es algo tarde, siempre confiándome en el tiempo, es algo muy común para mí, también soy algo torpe. Guardo mi pluma y mi cuaderno con aquel poema inconcluso que tal vez sea el último o por alguna razón siento que será así; me coloco mis auriculares y me dirijo a habitación desolada.

Es una noche lluviosa, los colores de los semáforos se reflejan sobre el espejo que los charcos de agua han formado en el suelo. Esperando el semáforo para que pueda cruzar, creo que ha sido un mal momento para ser la persona más distraída del mundo.

Solo recuerdo un estruendo y el sonar de un claxon, una vista borrosa y una multitud alrededor de mí, un pitido aturde mi oído y el sonar de una ambulancia; el olor a sangre invadía mi nariz, y entonces, solamente, me dormí.

Cuando La Luna Eclipsa Al SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora