capitulo dos

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La cocina de Top Chef VIP estaba en plena efervescencia cuando Belén cruzó el umbral del set, lista para enfrentarse a otro día de intensas competiciones. Hoy había un aire de expectación en la cocina que Belén no podía ignorar. La chef Betty Vázquez, una invitada de renombre, estaba a punto de aparecer, y la presencia de una figura tan influyente siempre generaba un extra de nerviosismo y emoción.

Belén se dirigió a su estación, observando cómo el equipo de producción ultimaba los detalles y colocaba las cámaras en sus posiciones. En la esquina del set, Paty conversaba animadamente con algunos de los miembros del equipo, su voz cargada de entusiasmo. La expectativa se hizo realidad cuando Betty entró en el estudio, radiante y con su característica elegancia. Su presencia era magnética, y rápidamente captó la atención de todos en la sala.

Betty se acercó a los concursantes y, con una calidez sincera, empezó a saludar a cada uno. Belén notó cómo el abrazo entre Betty y Paty era especialmente prolongado y lleno de cariño. La forma en que Betty miraba a Paty, como si cada palabra y gesto tuviera un significado profundo, era inconfundible. Belén sintió una punzada de celos que la tomó por sorpresa. Aunque trató de reprimirlo, no pudo evitar la incomodidad que le causaba ver la conexión tan especial entre ambas.

“Hola, Paty,” dijo Betty con una sonrisa que iluminaba la habitación. “Me alegra verte. Ha pasado tiempo desde la última vez que compartimos una cocina.”

“Hola, Chef Betty,” respondió Paty con una emoción palpable en su voz. “Me alegra mucho verte también. Sabía que esta visita significaría mucho para mí.”

Mientras las dos intercambiaban anécdotas y risas, Belén observó desde la distancia. Los celos iniciales comenzaron a disiparse cuando vio a Paty tan genuinamente emocionada. La sonrisa de Paty era amplia y sincera, y Belén se dio cuenta de cuánto significaba para ella tener a Betty allí. La conexión entre las dos mujeres era evidente, un vínculo forjado a través de experiencias compartidas, tanto duras como gratificantes.

Betty tomó la palabra y, mirando a Paty, dijo con voz firme pero emotiva: “Hemos vivido cosas duras juntas, cosas lindas también, y por eso hoy somos mujeres grandes.” Las palabras de Betty resonaron profundamente en Belén. Comprendió que lo que veía no era solo una amistad, sino un lazo que había sido forjado a lo largo de muchas pruebas y celebraciones. La gratitud de Paty por la presencia de Betty era palpable, y Belén sintió una oleada de respeto hacia ambas.

Con el inicio de la competencia, los concursantes comenzaron a moverse rápidamente en la cocina, sus estaciones llenas de ingredientes frescos y utensilios. Belén se enfocó en su trabajo, pero no pudo evitar fijarse en cada movimiento de Betty y Paty. Betty se acercó a la mesa de Paty con la intención de ofrecerle algunos consejos y, al ver la sonrisa en el rostro de Paty, Belén experimentó una sensación de anhelo que no había previsto.

El ambiente en la cocina estaba lleno de sonidos: el crepitar de los sartenes, el murmullo de las conversaciones y el aroma de las especias y los ingredientes en acción. Pero para Belén, el bullicio era casi un murmullo distante. Sus pensamientos estaban en Paty y Betty, y en la forma en que Paty se iluminaba cuando estaba cerca de Betty. Era una sonrisa que Belén deseaba provocar en la propia Paty, una sonrisa que la hacía sentir como si quisiera estar en el lugar de Betty, compartir esos momentos de conexión y complicidad.

Mientras los concursantes seguían cocinando, Belén no podía apartar la vista de la interacción entre las dos. La cocina era su terreno, pero hoy la competencia era más que solo cocinar; era sobre conexiones humanas y sentimientos profundos. Belén se preguntó si algún día podría lograr algo similar con Paty, si podría alcanzar esa misma cercanía y confianza.
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Dulce tentación (patelen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora