capitulo cuatro

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La noche de ayer había sido mágica. La luz suave de las velas habían creado el ambiente perfecto para que Belén y Paty compartieran un momento inolvidable. El beso que selló aquella noche fue un acto impulsivo y sincero que había dejado una marca indeleble en el corazón de Belén.

Cuando Belén despertó esa mañana, el recuerdo del beso seguía fresco en su mente. Había pasado horas pensando en él, en Paty, y en lo que significaba todo aquello. Sentía una mezcla de emociones que no podía ignorar: alegría, confusión y, sobre todo, una profunda necesidad de aclarar las cosas. Quería hablar con Paty, explicar cómo se sentía y entender mejor lo que ambas habían compartido.

Sin embargo, al llegar al set, Belén no encontró a Paty en ningún lugar. La buscó en los rincones habituales, en el vestidor, e incluso en la cafetería, pero Paty parecía haberse esfumado. La preocupación comenzó a asentarse en su pecho; no era de Paty desaparecer sin dejar rastro.

Finalmente, la llamada para comenzar la grabación sonó y Belén se dirigió al set con una mezcla de ansiedad y esperanza. Cuando entró al estudio, su corazón dio un vuelco al ver a Paty cruzar la puerta. Paty parecía más radiante que nunca, con una sonrisa tan amplia que iluminaba la sala. Cada paso que daba parecía ligero, casi como si estuviera flotando en una burbuja de felicidad.

Sus miradas se encontraron en el instante en que Paty llegó al centro del set, y Belén sintió una oleada de calor en su corazón. La sonrisa de Paty se ensanchó aún más al notar la presencia de Belén, y en ese momento, el mundo pareció reducirse a solo ellas dos. La forma en que Paty la miraba y cómo su sonrisa se expandía aún más hizo que Belén se sintiera tanto en casa como vulnerable.

Mientras los productores y el resto del equipo comenzaban a organizarse para la grabación, Belén decidió que debía ser valiente. Se acercó a Paty, su corazón palpitando con fuerza en su pecho. Paty estaba conversando animadamente con algunos colegas, pero cuando Belén se detuvo a su lado, Paty giró su rostro hacia ella, la sonrisa nunca abandonando sus labios.

“Hola, Paty,” dijo Belén, su voz apenas un susurro en medio del ruido. “¿Podemos hablar un momento?”

Paty asintió, su expresión mostrando curiosidad y entusiasmo. “¡Claro, Chef Belén! ¿Qué sucede?”

Las dos se apartaron del bullicio del set, dirigiéndose hacia una esquina más tranquila donde las luces eran más tenues. Paty se apoyó contra una pared, mientras Belén trataba de encontrar las palabras adecuadas. La tensión en el aire era palpable.

“Sobre anoche…” comenzó Belén, su voz temblando ligeramente. “Sobre el beso que compartimos. Quiero que sepas que no me arrepiento de nada. Pero siento que necesitamos aclarar qué significa eso para nosotras.”

Paty la miró con intensidad, sus ojos reflejando una mezcla de sorpresa y emoción. “Yo también he estado pensando en eso,” confesó Paty, su voz suave y sincera. “El beso fue algo especial. No solo por el momento en sí, sino por cómo me sentí después. Me ha hecho cuestionar muchas cosas.”

Belén sintió un alivio al escuchar esas palabras. Se quedó en silencio unos segundos, buscando la manera de expresar sus sentimientos. “Para mí, lo que sentimos anoche fue más que un simple acto impulsivo. Creo que lo que pasó entre nosotras fue real. Pero necesito saber cómo te sientes tú al respecto.”

Paty bajó la mirada por un momento, reflexionando. “Desde que te conocí, he sentido una conexión contigo que no puedo explicar del todo. Anoche, cuando nos besamos, sentí que había algo más profundo, algo que va más allá de la atracción física. No estoy segura de qué significa esto todavía, pero estoy dispuesta a averiguarlo.”

Belén sintió una oleada de esperanza y felicidad. La sinceridad en las palabras de Paty le daba valor para seguir adelante. “Entonces, ¿qué propones? ¿Cómo seguimos con esto?”

Dulce tentación (patelen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora