El verde de sus ojos parecía haberse esparcido por toda la habitación porque en ese momento era lo único que ella podía apreciar. Sus cabellos largos danzaron apenas y pasaron por la puerta en donde se mantuvo erguidamente, expectante y podría decirse que un tanto desconcertado ante la situación.
— Eren, no esperaba verte tan pronto— confeso Mikasa con la mayor seguridad posible mientras se apresuraba a quitarle la gabardina.
— He terminado rápido mis pendientes —explico sin el mayor esfuerzo—, es por eso que decidí venir a verte, aunque no esperaba que tuvieras visitas, mucho menos de nuestro antiguo capitán.
— Solo he venido a darle unas cuantas instrucciones, espero no sea una molestia para ti. —se introdujo en la conversación el mas grande de los tres.
— No, en absoluto —respondió con rapidez al momento en que limpiaba sus zapatos en un viejo tapete de entrada —solo fue una sorpresa el que estuvieras aquí, eso es todo.
— Lo siento Eren —apenadamente menciono la mujer —debí comentarte que estaría entrenando con el capitán.
— No creo que debas disculparte Mikasa, después de todo, no estamos haciendo algo inapropiado ¿Verdad?
Su rostro pacifico escondía entre las comisuras de su boca un toque sensual y de cierta manera malicioso... o eso era lo que ella había creído ver una vez y Levi se había dado la vuelta dispuesto a salir de ahí.
— Espero verlos pronto —musito desde el tercer escalón de la puerta. — nos vemos.
El sonido del candado haciendo «clic» trajo a su corazón seguridad, el pecado se había ido de su casa, de su tarde fría, mas no de su mente inquieta y de su cuerpo necesitado. Los pasos de Eren hacia el sofá la hicieron caminar automáticamente lejos de la puerta a la que parecía haberse aferrado una vez y se cerró. Abrumada por su conducta, camino hasta la cocina y se situó en el fregadero en donde observo a detalle los tazones que habían utilizado con anterioridad. Aquella comida inesperada le había dado calidez sin pedirlo, sin imaginarlo...
— ¿Entonces estas entrenando?
Su voz proviniendo del umbral la hizo girar con destreza, haciendo que su cerebro trabajara con astucia para poder responder de manera adecuada esa pregunta y las próximas que vendrían.
— Si —afirmo —Historia nos ha hablado para pedir que entrenemos a los reclutas.
— ¿Historia? —menciono desconcertado.
— Ella misma, también menciono tu estadía ahí —le informo y se dispuso a acomodar las cucharillas que estaban esparcidas por la barra.
— Ah si, he ido algunas veces por ciertos asuntos.
— Lo sé, menciono que estabas atendiendo a algunas mujeres ahí.
— Si.
Un silencio abrazador recorrido los recintos de aquella casa acogedora. Mikasa paso de largo por el costado derecho de Eren, quien, al verla dirigirse a la sala, decidió emprender el mismo camino. La piel de sus pies delgados se fue haciendo visible conforme retiraba el calzado que los cubría, estaba agotada, angustiada y decepcionada en gran medida por lo sucedido. Aquel pensamiento irracional la hizo querer golpearse, pues dentro de si hubiera preferido una pelea por celos que una aburrida plática con absoluta indiferencia. Se recostó e inesperadamente sintió el cuerpo de Eren abriéndose paso por el mismo sofá.
— ¿Sucede algo? —preguntó el de piel aperlada mientras acariciaba con torpeza su rostro.
— No realmente —mintió. Claramente pasaba algo y el no era capaz de percatarse en su totalidad.
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Si decido quedarme
Romance¿Qué estarías dispuesto a hacer para lograr que la persona que amas sea feliz? Mikasa esta desesperada por hacer que la relación que tiene con Eren funcione, tanto, que pedirá ayuda a la única persona que podría decirle cruelmente la verdad: Su capi...