𝘉𝘈𝘉𝘠𝘋𝘖𝘓𝘓 | 𝑹𝒐𝒔𝒆 𝒙 𝑨𝒏𝒏𝒂 (𝑳𝒊𝒍𝒚 𝒐𝒇 𝒕𝒉𝒆 𝒗𝒂𝒍𝒍𝒆𝒚)

•Capítulo 3•

ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO TIENE ALGUNAS ESCENAS Y PALABRAS SUBIDAS DE TONO (+18), SUGERIBLE SALTARSELAS SI TE DISGUSTA EL CONTENIDO MENCIONADO ANTERIORMENTE.

Anna caminó devastada a su habitación, apretando con fuerza las ropas sucias en su mano aguantandose las ganas de llorar en el largo camino de diferencia en el lugar de cuartos. Fácilmente podía sentir las miradas de los demás empleados de trabajo pasando por allí, trataba de ignorarlo manteniendo la mirada baja, pero era más que difícil.

Tan pronto llegó a su lugar correspondido cerró la puerta detrás de ella, rompiendo en llanto sin evitar arrodillarse en el suelo totalmente devastada. Arrojó la ropa en su mano apenas y estrellándose en la pared con el ligero estruendo de los objetos chocando, mirando la escena con una mezcla de enojo, frustración y tristeza.
Sentía su rostro caliente y rojo por las lágrimas brotar en su piel, limpiandolas lo más rápido que podía levantándose sacudiendo la falda de su uniforme para no dejar la suciedad del polvo, suspirando sintiendo su labio temblaba ligeramente.

Dejó la ropa sucia en el suelo, no le importaba si se quedaba desgastandose.
Sacó la variedad de los vestidos de Lily que aún conservaba en el clóset del lugar, lo cual inevitablemente la hacía sentir peor de lo que ya estaba, sus pestañas mojadas por el llanto empezaban a ser una molestia.

Nadie fue a interrumpirla en ese tiempo, "afortunadamente", ese tiempo le bastó para despejar su mente, sentándose en la cama ya tendida con el perfil bajo, mirando sus propias manos que se sacudían lentamente sin control, el tic que siempre sentía en su pulgar más que presente en ese momento, como Lily la consolaba sabiendo que ese signo que le pasaba era cuando estaba toda estresada y nerviosa.

Cerró sus ojos maldiciendose internamente por mencionarse esos recuerdos, levantándose con los puños apretados por la impotencia acomodando su cabello que sintió más largo de lo que ya estaba, llegando casi hasta sus muslos, se recordó cortarlo más tarde.

...

La duquesa estaba plácidamente relajada, sintiendo los suaves masajes y toques de los dedos de la hermosa chica atendiéndola en su cabello junto a toda la espuma del jabón.

Para mala suerte de Anna, por un capricho de Rose terminó dándole un baño que ella solicitó, claramente para hacerle la vida imposible, más de lo que ya lo había estado haciendo a pensamientos de la pelinegra.

-Ah... Ahora entiendo porque Lily te adoraba tanto, estaría más que complacida de que me hicieras esto todos los días -, murmuró la duquesa, inclinando su cabeza hacia atrás.

La pelirroja soltó un apenas audible gemido por la calida y placentera sensación, cerrando sus ojos con su abitual e indescriptible sonrisa en su rostro, acomodándose en la bañera llena de espuma en la que estaba.

Anna solo podía quedarse callada todo el tiempo, frunciendo el ceño por las palabras de la otra mujer. "Te adoraba" podía saberlo desde lejos, con toda la poca interacción que había tenido con Lily desde el incidente de haberla encontrado de esa manera en la mañana.

-Que callada, ¿Así eras cuando bañabas a la muñequita de porcelana también? -Se burló, riéndose entre-abriendo los ojos.

Anna respiró pesadamente, enjuagando el cabello de la duquesa tomando un pequeño bote con agua limpia y dejando que el agua callera sobre ella. La otra se dejó por la sensación, cerrando los ojos de nuevo soltando una risita al no escuchar respuesta alguna.

El lugar permaneció en silencio después de eso. Era de noche, muy bella y estrellada, la única cosa que iluminaba el cuarto eran múltiples velas alrededor, y varía de la luz de la luna reflejándose en el cristal de la amplia ventana en una de tantas paredes.

Toda esa iluminación se reflejaba en la mojada piel que sobresalía de la mujer en la bañera, hacia que se viera como una estatua reflejada por la belleza en persona. Todo el resto del baño fue más que incómodo para Anna, jamás pensó que pasar sus delgadas manos de esa forma en la piel de alguien más se sintiera como una tortura extremadamente insufrible.

-No seas tímida, es un baño, no te limites...

Su voz era un cálido suspiro sensual, sintiendo como las manos de Anna apenas y rozaban su cadera y por arriba de sus rodillas, su mirada frívola y llena de deseo en su rostro al mirarla de nuevo.

-...No quiero hacerla sentir incómoda -, La pelinegra porfin habló, aunque era una clara mentira, ella sería la que se sentiría incómoda sin duda alguna.

-Oh, vamos, es una orden.

Su tono de permaneció igual, con un toque de firmeza en el. Inclinó su cuerpo por el borde frío de la bañera, pasando su mano por el rostro de Anna acariciando su mejilla, el ruido de la salpicadura del agua y sentir su mano fría y mojada fue abrumador.

La pelinegra frunció el ceño ligeramente, sin otra opción sostuvo su pierna levantándola empezando a frotar el jabón por ella. No lo admitiría, pero la piel de la otra mujer era suave, cálida, podría disfrutar lavarla si no fuera por el odio y rencor que le tenía, Rose por su parte, claro que lo notó.

Tomó la mano de la contraria haciendo que acariciara cerca de su entrepierna, sintiendo con cercanía el inicio de su clítoris y la demás parte de sus labios externos. Anna claramente se sonrojó por eso, pudo haber separado su mano si no fuera por qué la duquesa la sostuvo con fuerza, casi como una señal de amenaza si se alejaba.

-Te deseo.. -Susurró, inclinándose cerca de su rostro -Tu me deseas también?

Anna sintió su rostro arder, incapaz de nombrar respuesta alguna. Miró hacia su cuerpo totalmente desnudo bajo el agua cristalina, inclinando sus dedos hacia sus labios menores, era una rara primera sensación, estando bajo el agua también se sentía extraño.

Tragó en seco, asintiendo sin otra opción en ese momento, su mente daba vueltas sin saber cómo tomar eso, lo único que sintió después fueron los labios de la duquesa contra los suyos, cálidos, húmedos, suaves. Apartó un mechón del cabello de la pelirroja que estaba en su rostro, dejándose llevar por la sensación del momento.