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Me sorprendía lo firme que estaba en este preciso momento. Sentía que mi expresión no era insegura ni demostraba temor, según yo mi respuesta había sonado segura y demandante. Eso era lo que quería demostrar.

Tatia se quedó de pie durante algunos segundos junto a mi puesto. Notó que la cosa no iba directamente a la cena. Yo no quería comer, quería hablar, realizar preguntas y satisfacer a mi cabeza que giraba en un rueda de dudas.

Eliot le compartió una mirada seguido de un movimiento de cabeza que indicaba un: déjanos solos. La mujer simplemente asintió y se retiró, dejando el comedor en completo silencio. Eché un vistazo a todo mi alrededor, todos se estaban retirando de aquí. Al parecer habían comprendido que esta charla tenía que ser entre él y yo.

Pensé que me mantendría dura hasta el final, pero en cuanto quedamos completamente solos mi indecisión reapareció. Nuevamente se hizo presente ese inquietante silencio, ese silencio que delataba cualquier movimiento, cualquier suspiro.

Puso sus ojos sobre mí. Mirándome fijamente, sentía como examinaba todo en mi expresión. Sus ojos negros se fijaron en los míos. Su acto me provocó desviar la mirada de él involuntariamente.

¿Empezaré hablando yo?

—Ya que quieres respuestas, dime —respondió como si me hubiera leído la mente. Tomó la botella de vino que se ubicaba frente a él. Esta ya se encontraba abierta, por lo que con facilidad se sirvió una corta cantidad en su copa, delicadamente. Dejó la botella a un lado y tomó un sorbo —. ¿Qué te interesa saber?

La forma en la que se lamió sus labios luego de probar el vino me desconcentró.

Al punto Adrienna, al punto.

Hasta aquí quería llegar. A que alguien esté dispuesto a resolver mis preguntas.

—Bueno —suspiré. Llevaba aguantando este suspiro desde hace un buen rato. Desde que me senté en esta mesa—. Para empezar, me gustaría saber porqué me engañaron. ¿Por qué me ilusionaron tanto con una familia feliz cuando nada de eso era real?

Nuevamente me observó. Su rostro se tornó serio, pero aún así parecía que me estaba prestando suficiente atención, dispuesto a oír y presenciar mis inquietudes.

Parecía interesado en mis incertidumbres.

—Eso ya te lo expliqué. Contraté a Bill para que efectuara todo este trámite de la adopción y fuera por ti. ¿Que crees que pensarían si un chico tan solo seis años mayor que tú se hubiera presentado allá? ¿No crees que sería un poco extraño si me hubiera aparecido diciendo: quiero adoptar a esa chica? Se escapa de la lógica. ¿Qué habrías pensado tú si en vez de ver a Bill me hubieras visto a mí? —preguntó con seriedad.

—Habría pensado que es completamente extraño, claramente, pero, ¿por qué decidiste adoptarme a mí? —consulté.

Le dio otro sorbo a su copa antes de volver a responder.

—Conozco perfectamente cómo es la vida de esos chicos allá. Conozco sus condiciones, cómo viven a la espera de donaciones. Como los tratan, como violan su libertad. También se que al cumplir la mayoría de edad los dejan libres a la suerte del destino. He visto como muchos acaban en adicciones, malas juntas, malos trabajos, malas vidas —realizó una pausa, mirando su copa. Su mirada se ablandó levemente. Lo noté —. Si sabía que podía cambiar el futuro y la vida de alguien ahí, no vi porqué no hacerlo —finalizó.

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⏰ Última actualización: Oct 16 ⏰

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Entre lo oscuro  [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora