El sirviente, el bufón y la mucama

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—¡Stanley, trae el vino! —ordenó Bill, sin apartar la vista de su marioneta. —¡No podemos empezar la fiesta sin el vino!

Era divertido para Bill ver a Ford así. Sentado en una diminuta mesa, con sus diminutos platos, vasos y cubiertos. Con un chasquido lo había vestido para la ocasión, y Ford ni siquiera se quejó.

Stanley obedeció la orden de inmediato y sin decir una palabra, sus manos temblorosas trajeron el vino y vertían el líquido rojo en una copa al lado de Ford.

Bill se divertía demasiado por la forma en la que Stanley trataba de mirar de reojo a Ford, en busca de una respuesta que definitivamente no obtendrá. No tenía idea de que su gemelo estaba demasiado ido en sus propios pensamientos como para darse cuenta que su preciado "Lee" estaba a su lado.

—No creas que me olvido de ti, bufón, dame un escenario más gracioso que el que estoy viendo ahora.

Dipper, con una sonrisa forzada en el rostro, comenzó a bailar de un lado a otro, un supuesto baile de la oveja que a Bill le divertía muchísimo. Quizás, pronto, podría conseguirle el traje para molestarlo un poco más.

—¿Y qué hay de ti, mucama? —Bill se giró hacia Mabel, su ojo brillando con crueldad y malicia—¿Qué le regalarás a tu tío en su día especial?

Mabel bajó la cabeza, de todos los que estaban ahí, era la que lucía más deprimida por su estado actual. La pequeña extendió la bandeja de dulces hacia Ford, quien no fue capaz de mirarla. Bill observó la escena como si fuese lo más divertido del multiverso. Y lo era. Todos estaban allí, atrapados en su propio infierno personal, y todo por su amor hacia Ford.

¿No era eso adorable?

—Perfecto, simplemente perfecto —murmuró Bill, su ojo miraba fijamente al de anteojos—Pero lo más perfecto de todo es que, aunque te rodeen estos inútiles, solo piensas en mí.

Bill acercó una mano, y en un gesto cariñoso, acarició el rostro de Ford. Observa de reojo al gemelo, su rostro rojo por la ira.

—Oh, si vieras la cara de tu hermano Stanley ahora mismo. Solo quiere matarme.

Una celebración eterna. [BillFord] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora