First day...

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En una mañana cualquiera para la estudiante Mariet, todo estaba demasiado tranquilo. Mucho para su gusto, tanto así que no se había tropezado ni caído como solía hacer cada que pisaba el asfalto que conectaba con su universidad, pero qué mal es echar mal de ojo creyendo que todo saldría bien solo porque eran solo las ocho de la mañana, pues nada más cruzar el umbral de la puerta de su salón, justo allí cayó de bruces al suelo.

-agh, mierda- Murmuro intentando levantarse, pero antes de poder intentarlo, unos brazos la sostuvieron de la cintura desde atrás para así con facilidad levantarla del suelo. Justo antes de poder decir alguna palabra, un suspiro gutural cerca de su oído y una voz ronca interrumpió cualquier sensación placentera qué pudo haber experimentado tan temprano en la mañana.

_Estas bien?_ Mariet se volteó sumamente atraída por el portador de aquella voz, y pese a que jamás creyó ver aquello ante sus ojos, no pudo resistir expresar en sus gestos lo impresionada que se sintió al ver con sus propios ojos semejante hombre delante suyo. Medía aproximadamente 6 pies con 2 pulgadas, mucho más alto que su pequeña estatura de 5'4 (y eso que solía ser alta frente a su familia), un hombre mucho mayor que ella claramente, pero con unas facciones demasiado dulces aunque sus ojos no expresaban más que seriedad. Habían algunas canas adornando algunas partes de su corta barba y cabello en los lados, de tez morena clara. Unos brazos fuertes y pecho ancho, pero lo que más llamó su atención fueron sus ojos, pequeños pero ligeramente rasgados, de un color hazel muy bonito, que transmitían calidez debajo de aquella mirada un tanto vacía para su gusto.

_Si..._ Suspiró la joven. Entonces, él solo asintió, se alejó y la dejó allí parada en medio de la clase, con todos los ojos puestos de sus compañeros sobre ella. Pero nada le importó, más que ese hombre alto que llamó su atención y que le daba la espalda mientras caminaba derecho hasta la pizarra blanca del aula.

_Tome asiento señorita?...

_Mariet... Mariet Stevens_
Ella trago saliva cuando lo vio alzar una ceja gruesa en un gesto confuso y a la vez desinteresado.

_Bueno, señorita Stevens, siéntese. No va a crecer más y debo continuar con la clase. Llegó 5 minutos tarde y yo odio la impuntualidad. La próxima vez la enviaré a dirección por eso. Y para todos, recuerden que estoy suplantando a su antigua profesora, así que si ella les permitía llegar un poco tarde, déjenme informarles que yo no tolero eso. Ya lo saben._ Y así se volteó a escribir en el pizarrón. Los murmullos de los estudiantes se escucharon en queja, y Mariet solo pudo sentirse muy pequeñita al ver que la regañó delante de los demás el primer día. Con vergüenza, olvidando por completo su caída, tomó asiento, no sin antes percatarse de que su profesor no era tan amable como esperaba...

Mr. Jackman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora