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James se despertó exactamente un minuto antes de que la alarma sonara, como lo había hecho durante los últimos meses. Era una habilidad que había desarrollado para evitar que el sonido despertara a Richard, quien siempre se quejaba de lo odioso que era ser despertado por ese ruido estridente.

Aunque el verdadero desafío era alcanzar el teléfono con Richard durmiendo plácidamente encima de él, abrazándolo y usándolo como almohada.

Con su mano derecha, James tanteó a ciegas, intentando encontrar el celular antes de que la alarma sonara. Sintió el borde del aparato bajo sus dedos justo a tiempo y logró silenciarlo un segundo antes de que empezara a sonar.

Dejó el celular en su lugar y desvió su atención hacia Richard, quien tenía la cabeza descansando sobre su pecho. Las largas pestañas del menor estaban cerradas, pero el mayor notó el pequeño movimiento de sus labios, como si estuviera a punto de sonreír. James sonrió también y comenzó a acariciarle los rizos despeinados, suaves y algo enredados.

-Sé que estás despierto.

El antioqueño soltó un gruñido y se acurrucó más contra él. El cucuteño rió suavemente, sus dedos aún enredados en el cabello del menor.

-Eres un bebé -dijo James, tratando de zafarse del abrazo de Richard.

-Soy tu bebé -respondió Richard con voz somnolienta. Volvió a soltar un gruñido cuando James logró soltarse y levantarse de la cama.

-Vuelve a dormir, te dejaré descansar -el mayor le dio un beso en la frente.

-No te vayas -pidió Richard con la voz ronca, agarrando al mayor de la muñeca-. Duerme un rato más -abrió los ojos, mirándolo como un cachorrito-. Aquí... -golpeó un lado de la cama consecutivamente-. Con el amor de tu vida.

-El amor de mi vida se quedó hasta las cuatro de la mañana viendo la primera temporada de «Betty, la fea» para poder ver la segunda.

Richard rió suavemente antes de volver a poner su expresión de súplica.

-Por favor...

«Con ese vozarrón, ¿quién soy yo para negarle algo?»

-Solo cinco minutos -aceptó, volviendo a acostarse en la cama.

No iban a ser cinco minutos.

Cortos JichardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora