Una brisa cálida atravesaba la casa mientras el sol iluminaba el patio trasero. Young Miko, con su estilo único y su energía inagotable, estaba jugando con sus cinco hijos en el césped. Se oían risas, gritos de emoción y uno que otro "Mamá, mira esto" que llenaba de vida el lugar. Mikaela, con su panza de cinco meses de embarazo, los observaba desde una silla cercana, sonriendo mientras acariciaba su vientre.
"¡𝗘𝘆, 𝗻𝗲𝗻𝗮! 𝗠𝗶𝗿𝗮 𝗰𝗼́𝗺𝗼 𝗯𝗿𝗶𝗻𝗰𝗮 𝗹𝗮 𝗻𝗲𝗻𝗮," gritó Miko mientras ayudaba a su hija de siete años, Valeria, a saltar lo más alto posible en la cuerda de saltar.
"¡𝗖𝘂𝗶𝗱𝗮𝗱𝗼, 𝗠𝗶𝗸𝗼! 𝗡𝗼 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗶𝗻𝗴𝘂𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗻𝗶𝗻̃𝗼𝘀 𝘁𝗲𝗿𝗺𝗶𝗻𝗲 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗵𝗼𝘀𝗽𝗶𝘁𝗮𝗹," respondió Mikaela con una risa suave y ese acento mexicano que a Miko le encantaba. La preocupación en su voz era mínima; sabía que Miko siempre tenía todo bajo control, aunque el caos pareciera reinar.
"𝗧𝗿𝗮𝗻𝗾𝘂𝗶𝗹𝗮, 𝗺𝗶 𝗮𝗺𝗼𝗿. 𝗧𝘂́ 𝘀𝗮𝗯𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝘆𝗼 𝘀𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲 𝗰𝘂𝗶𝗱𝗼 𝗮 𝗹𝗼𝘀 𝗻𝗲𝗻𝗲𝘀, 𝗻𝗼 𝗹𝗲𝘀 𝘃𝗮 𝗮 𝗽𝗮𝘀𝗮𝗿 𝗻𝗮𝗱𝗮," respondió miko mientras ayudaba a su hijo de diez años, Diego, a lanzar una pelota. "𝗔𝗱𝗲𝗺𝗮́𝘀, 𝘁𝘂́ 𝗱𝗲𝘀𝗰𝗮𝗻𝘀𝗮, 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝗯𝗲𝗯𝗶𝘁𝗼 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗽𝗮𝗻𝘇𝗮 𝘁𝗮𝗺𝗯𝗶𝗲́𝗻 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗮 𝗮 𝘀𝘂 𝗺𝗮𝗺𝗶 𝘁𝗿𝗮𝗻𝗾𝘂𝗶𝗹𝗮."
La hija menor, Sofía, de cuatro años, corrió hacia su mamá y se subió en sus piernas, descansando la cabeza en el vientre de Mikaela. "¿𝗖𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝘃𝗮 𝗮 𝗻𝗮𝗰𝗲𝗿 𝗺𝗶 𝗵𝗲𝗿𝗺𝗮𝗻𝗶𝘁𝗼?" preguntó la pequeña con su vocecita dulce.
"𝗘𝗻 𝘂𝗻𝗼𝘀 𝗺𝗲𝘀𝗲𝘀, 𝗺𝗶 𝗮𝗺𝗼𝗿," respondió Mikaela acariciando el cabello de Sofía. "𝗔𝗵𝗼𝗿𝗶𝘁𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗮́ 𝗰𝗿𝗲𝗰𝗶𝗲𝗻𝗱𝗹 𝗺𝘂𝗰𝗵𝗼, 𝗽𝗼𝗿 𝗲𝘀𝗼 𝘁𝗲𝗻𝗴𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗰𝗮𝗻𝘀𝗮𝗿."
Mientras tanto, los otros tres niños, Valeria, Diego, y Gabriel, de ocho años, corrían por el patio, jugando a atraparse. Miko se unió a la persecución, corriendo tras ellos con energía juvenil, burlándose cariñosamente de lo rápidos que creían ser.
"¡𝗠𝗶𝗿𝗲 𝗰𝗼́𝗺𝗼 𝗰𝗼𝗿𝗿𝗲 𝘀𝘂 𝗺𝗮𝗺𝗶! ¡𝗡𝗮𝗱𝗶𝗲 𝗺𝗲 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲 𝗮𝗹𝗰𝗮𝗻𝘇𝗮𝗿!" exclamó Miko, exagerando sus pasos para que los niños tuvieran la ventaja.
Finalmente, después de tanto correr y jugar, la familia se reunió bajo la sombra de un gran árbol. Miko sacó una hielera con jugos y algunos bocadillos que habían preparado juntos por la mañana. Sentados en círculo, comenzaron a compartir historias y chistes. Valeria, que siempre había sido la más curiosa, preguntó:
"𝗠𝗮𝗺𝗶, ¿𝗰𝗼𝗺𝗼 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗶𝗲𝗿𝗼𝗻 𝘁𝘂́ 𝘆 𝗺𝗮𝗺𝗮́?"
Mikaela sonrió y miró a Miko, quien le devolvió la sonrisa con complicidad. "𝗣𝘂𝗲𝘀, 𝗳𝘂𝗲 𝗲𝗻 𝘂𝗻 𝗰𝗼𝗻𝗰𝗶𝗲𝗿𝘁𝗼," comenzó Mikaela. "𝗬𝗼 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗯𝗮 𝗰𝗮𝗻𝘁𝗮𝗻𝗱𝗼, 𝘆 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗹𝗮 𝘃𝗶 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝗺𝘂𝗹𝘁𝗶𝘁𝘂𝗱, 𝘀𝘂𝗽𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗲𝗻𝗶́𝗮 que 𝗵𝗮𝗯𝗹𝗮𝗿𝗹𝗲. 𝗛𝗮𝗯𝗶́𝗮 𝗮𝗹𝗴𝗼 𝗲𝗻 𝗲𝗹𝗹𝗮... 𝘀𝘂 𝗲𝗻𝗲𝗿𝗴𝗶́𝗮, 𝘀𝘂 𝗳𝗼𝗿𝗺𝗮 𝗱𝗲 𝘀𝗲𝗿... 𝗻𝗼 𝘀𝗲́, 𝘀𝗶𝗺𝗽𝗹𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗹𝗼 𝘀𝘂𝗽𝗲."
"𝗬 𝘆𝗼, 𝗽𝘂𝗲𝘀, 𝗻𝗼 𝗺𝗲 𝗽𝘂𝗱𝗲 𝗿𝗲𝘀𝗶𝘀𝘁𝗶𝗿 𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗯𝗲𝗹𝗹𝗲𝘇𝗮," agregó Miko con su acento puertorriqueño y una mirada pícara. "𝗗𝗲𝘀𝗱𝗲 𝗲𝘀𝗲 𝗱𝗶́𝗮, 𝘀𝘂𝗽𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹𝗹𝗮 𝗶𝗯𝗮 𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝗹𝗮 𝗺𝗮𝗱𝗿𝗲 𝗱𝗲 𝗺𝗶𝘀 𝗵𝗶𝗷𝗼𝘀, 𝘆 𝗺𝗶𝗿𝗮, 𝗮𝗾𝘂𝗶́ 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗺𝗼𝘀."
Los niños escuchaban atentos, fascinados por la historia. Diego, siempre el más bromista, preguntó: "¿𝗬 𝗰𝗼́𝗺𝗼 𝘀𝗮𝗯𝗶́𝗮𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝗾𝘂𝗲𝗿𝗶́𝗮𝗻 𝘁𝗲𝗻𝗲𝗿 𝘁𝗮𝗻𝘁𝗼𝘀 𝗵𝗶𝗷𝗼𝘀?"
"𝗕𝘂𝗲𝗻𝗼, " dijo Mikaela mientras acariciaba su vientre, "𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗮𝗯𝗶́𝗮𝗺𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝘂𝗻𝗼 𝗱𝗲 𝘂𝘀𝘁𝗲𝗱𝗲𝘀 𝗶𝗯𝗮 𝗮 𝘀𝗲𝗿 𝘂𝗻 𝗿𝗲𝗴𝗮𝗹𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗻𝗼𝘀𝗼𝘁𝗿𝗼𝘀. 𝗖𝗮𝗱𝗮 𝘂𝗻𝗼 𝗲𝘀 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗮𝗹 𝘆 𝗱𝗶𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝘁𝗲, 𝘆 𝗻𝗼 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶𝗮𝗿𝗶́𝗮𝗺𝗼𝘀 𝗲𝘀𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝗻𝗮𝗱𝗮 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼."
"¡𝗘𝘀𝗼 𝗲𝘀 𝘃𝗲𝗿𝗱𝗮𝗱! 𝗡𝗼 𝗶𝗺𝗽𝗼𝗿𝘁𝗮 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗽𝗮𝘀𝗲, 𝘀𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲 𝘀𝗲𝗿𝗲𝗺𝗼𝘀 𝘂𝗻𝗮 𝗳𝗮𝗺𝗶𝗹𝗶𝗮," añadió Miko, abrazando a todos los niños en un gran abrazo grupal.
El sol comenzó a bajar, pintando el cielo con tonos anaranjados y rosados. Miko se levantó y extendió la mano a Mikaela. "𝗩𝗮𝗺𝗼𝘀 𝗮 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗮𝗿, 𝗾𝘂𝗲 𝘆𝗮 𝗲𝘀 𝗵𝗼𝗿𝗮 𝗱𝗲 𝗽𝗿𝗲𝗽𝗮𝗿𝗮𝗿 𝗹𝗮 𝗰𝗲𝗻𝗮."
"𝗦𝗶, 𝗺𝗶 𝗮𝗺𝗼𝗿. ¿𝗛𝗼𝘆 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗲𝘀 𝘃𝗮𝘀 𝗮 𝗰𝗼𝗰𝗶𝗻𝗮𝗿?"preguntó Mikaela mientras la ayudaba a levantarse.
"𝗣𝘂𝗲𝘀, 𝗽𝗲𝗻𝘀𝗲 𝗵𝗮𝗰𝗲𝗿 𝘂𝗻𝗮𝘀 𝗮𝗹𝗰𝗮𝗽𝘂𝗿𝗿𝗶𝗮𝘀, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝘁𝗼𝗾𝘂𝗲𝗰𝗶𝘁𝗼 𝗺𝗲𝘅𝗶𝗰𝗮𝗻𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗲𝘀𝘁𝗲́𝗻 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗲𝗻𝘁𝗼𝘀. ¿𝗤𝘂𝗲 𝘁𝗲 𝗽𝗮𝗿𝗲𝗰𝗲?"
Mikaela rió y asintió."𝗘𝘀𝗼 𝘀𝘂𝗲𝗻𝗮 𝗽𝗲𝗿𝗳𝗲𝗰𝘁𝗼."
La familia entró en la casa, dejando atrás el patio lleno de recuerdos de un día perfecto. Mientras Miko y Mikaela preparaban la cena, los niños seguían riendo y jugando, sabiendo que, sin importar lo que el futuro les trajera, siempre tendrían esos momentos juntos. Una familia unida, llena de amor y con más aventuras por venir.
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𝗕𝗲𝘁𝘄𝗲𝗲𝗻 𝗗𝗿𝗲𝗮𝗺𝘀 𝗮𝗻𝗱 𝗠𝗼𝗺𝗲𝗻𝘁𝘀 ~One Shots De Young Miko~
Fantasy༻𝗢𝗻𝗲-𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 𝗱𝗲 𝗬𝗼𝘂𝗻𝗴 𝗠𝗶𝗸𝗼༺