Pasaron los días desde aquella reunión en el bar. Miko y Mariana sabían que estaban esperando lo inevitable: el momento en que Alissa las pusiera a prueba. No sería sencillo, pero ambas habían tomado una decisión. Lo que sentían por esa mujer peligrosa era más fuerte que el miedo.
Una noche, mientras Miko estaba en el estudio grabando, su teléfono vibró en la mesa. Mariana estaba sentada a su lado, revisando unos papeles de trabajo cuando notó la mirada fija de Miko en la pantalla. El mensaje que acababa de llegar tenía solo tres palabras:
"Ven ahora. Sola."
Era de Alissa.
Miko alzó la mirada hacia Mariana, su expresión tensa.
—Es ella— murmuró Miko, con su acento puertorriqueño resaltando la ansiedad contenida. —Me está pidiendo que vaya sola. ¿Qué hago?
Mariana la miró a los ojos por un segundo antes de responder con firmeza.
—Vas a ir. No puedes retroceder ahora. Pero yo voy a estar cerca, ¿me oíste? No te dejo sola con esa mujer ni aunque me lo pidas— dijo Mariana, su tono no admitía discusión.
Miko asintió, aunque sabía que la situación estaba lejos de estar bajo control. Se levantó y, sin decir más, ambas salieron del estudio.
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El lugar al que Alissa las había citado era un almacén abandonado, en las afueras de la ciudad. Miko llegó primero, según las instrucciones. El frío de la noche la envolvía, pero más que nada, era la incertidumbre la que le recorría la piel.
De pronto, escuchó el sonido inconfundible de unos tacones resonando en el concreto. Alissa apareció, emergiendo de las sombras como un fantasma. Su figura vestida de negro contrastaba con la oscuridad de la noche, y sus ojos la miraban con esa mezcla de desprecio y curiosidad que siempre hacía que el corazón de Miko latiera más rápido.
—Puntual, como esperaba— dijo Alissa, su acento italiano tan seductor como amenazante. —Sabía que vendrías.
Miko respiró hondo, intentando mantener la calma. A pesar de su miedo, había algo en la manera en que Alissa la miraba que la desarmaba completamente.
—Tú sabes que no puedo dejar esto así— respondió Miko, tratando de sonar más segura de lo que realmente estaba. —Lo que sentimos… no podemos simplemente ignorarlo.
Alissa soltó una pequeña risa, pero no era de diversión. Se acercó lentamente a Miko, deteniéndose justo frente a ella, tan cerca que podía sentir su aliento cálido en la piel.
—¿Sentimientos?— susurró Alissa, inclinándose hacia Miko. —Yo no tengo espacio para esos lujos, María Victoria— pronunció su nombre completo, haciendo que Miko se estremeciera. Nadie, excepto su madre y Mariana, usaba ese nombre. —Pero debo admitir que hay algo en ustedes dos que me intriga.
Miko tragó saliva, intentando no dejarse intimidar por la cercanía de Alissa. Aunque cada fibra de su ser quería abrazarla o besarla, sabía que cualquier movimiento en falso podría ser el último.
—No estamos aquí para pedirte que cambies tu vida— dijo Miko, tratando de sonar firme. —Solo queremos ser parte de ella, si tú lo permites. Sabemos los riesgos, pero estamos dispuestas a aceptarlos.
Alissa se quedó en silencio, evaluando las palabras de Miko. Sus ojos brillaban con una intensidad que Miko no había visto antes. Entonces, en un movimiento tan rápido que Miko apenas lo percibió, Alissa sacó una pequeña pistola de su chaqueta y la puso en las manos de Miko.
—¿Estás dispuesta a demostrarlo?— preguntó Alissa, su tono suave pero implacable. —Quiero ver si realmente estás hecha para este mundo.
Miko miró el arma en sus manos, sintiendo su peso frío y mortal. Un millón de pensamientos cruzaron su mente, pero antes de que pudiera responder, un sonido lejano captó su atención. Mariana había salido de su escondite y ahora caminaba hacia ellas, sin preocuparse por el peligro.
—¿Qué está pasando aquí?— dijo Mariana, su voz firme mientras se acercaba a Miko y Alissa. Su mirada iba directo hacia el arma en las manos de Miko.
Alissa se cruzó de brazos, su expresión impasible.
—Quiero ver hasta dónde están dispuestas a llegar por mí— dijo Alissa, mientras observaba a Mariana con el mismo interés que había mostrado por Miko. —Las dos.
Mariana frunció el ceño, pero no se echó para atrás. Sabía que ese momento definiría lo que sucedería entre las tres.
—Escucha, Alissa— comenzó Mariana, su acento puertorriqueño más marcado por la tensión. —No necesitamos demostrarte que somos fuertes ni que somos capaces de seguirte. Lo que sentimos no tiene que ver con lo que puedas hacer con esa pistola. Estamos aquí porque tú nos importas, aunque seas peligrosa. Y si tú no puedes ver eso, entonces tal vez este juego no sea para nosotras.
Alissa alzó una ceja, sorprendida por la valentía de Mariana. De alguna manera, Mariana había dicho lo que Miko no había podido expresar con palabras. Era un reto, pero también una oferta sincera. Alissa bajó la mirada hacia el arma en manos de Miko y, con un gesto suave, la retiró de sus dedos.
—Tal vez no sean tan ingenuas como pensé— dijo Alissa, guardando el arma de nuevo en su chaqueta. —Pero no olviden que este mundo no se mueve por emociones, sino por poder. Si están dispuestas a seguir adelante, tendrán que aceptar lo que eso significa.
Miko y Mariana compartieron una mirada rápida. El miedo seguía presente, pero también había algo más profundo: el deseo de estar junto a esa mujer, sin importar el precio.
—Lo aceptamos— dijo Miko, su voz firme, y Mariana asintió en silencio a su lado.
Alissa las miró una vez más, su expresión finalmente relajándose, aunque solo un poco.
—Bien. Entonces prepárense— dijo Alissa, mientras se daba la vuelta para desaparecer en la noche. —Porque esto recién comienza.
Miko y Mariana sabían que acababan de cruzar un punto sin retorno.
2/?
Estoy pensando si la convierto en una pequeña historia.... No se lo estoy pensando.
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𝗕𝗲𝘁𝘄𝗲𝗲𝗻 𝗗𝗿𝗲𝗮𝗺𝘀 𝗮𝗻𝗱 𝗠𝗼𝗺𝗲𝗻𝘁𝘀 ~One Shots De Young Miko~
Fantasia༻𝗢𝗻𝗲-𝗦𝗵𝗼𝘁𝘀 𝗱𝗲 𝗬𝗼𝘂𝗻𝗴 𝗠𝗶𝗸𝗼༺