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— Si no fueras mejor amiga de Goku, diría que lo miras con odio.

Por poco deja caer la copa de vino al ser sorprendida. Desde que entro nuevamente a la casa no ha quitado la mirada de encima de la pareja, enfocándose especialmente en el pelipalmera. Ella debería ser la que sonríe inmensamente, ella debería estar a lado de Vegeta... Ella debería besarlo tan tiernamente.

No había notado el momento en el que ya no estaba del todo sola en un rincón, Piccolo le había sorprendido in fraganti. Estuvo apunto de tacharlo como loco pero no le dió tiempo a contradecirlo.

— Te gusta Vegeta. Al menos, a mí me queda claro que lo quieres.

Frunció los labios y no le dirigió la mirada. En vez de eso, enfocó su completa atención en la pareja. Incluso si tratase de negarlo, Piccolo encontraría la forma de probar su punto y es lo que menos quería. Con mucho esfuerzo controló su llanto del jardín. No soportaría otra humillación.

— ¿Qué tiene él que yo no?

— Padres.

Resopló en un intento en vano de resistir la risa. Su copa se meneó en sus manos y tomó un sorbo.

— Y a Vegeta.

Bien, la sonrisa maliciosa en sus labios se disipó tan rápido que no había rastro de que alguna vez estuvo allí. Encaró a Picolo tomándolo del brazo y llevándoselo más al fondo de la habitación, cuidando de tener una buena vista de la pareja que no dejaba de recibir felicitaciones.

— ¿Qué quieres? ¿A dónde quieres llegar con todo esto? ¿Sobornarme?

— Claro que no.

— ¡Claro que sí! —murmuró con fuerza.

Su mirada de cólera se desvaneció en segundos cuando atrajo la mirada de Yamcha y Krillin. Afortunadamente una sonrisa despejó dudas.

— Te digo que no. —insistió Piccolo— Solo quiero que te detengas.

Ella apretó el brazo de Piccolo con fuerza, una fuerza que no le haría daño mas quería ser una muestra de advertencia. ¿Hasta qué punto sabía él?

— Le creaste inseguridades a los dos, varias veces intentaste que se separaran y, por si no fue suficiente, estuviste a punto de dejar secuelas en Goku. —frunció el ceño y libró su brazo. Su mirada denotaba decepción pura— ¿Cómo puedes dormir tranquila después de eso?

Pasó saliva con dificultad y evitó su mirada. ¿Dormir tranquila? ¡No podía dormir tranquila! No sabiendo que Vegeta estaba en los brazos de alguien más, entre las piernas de alguien, en los labios de alguien que no sea ella.

Estaba segura de amarlo y daría fé en que no había mejor persona que ella para ser su compañera de vida.

— No sabes nada.

— ¿Qué harás después de que tus absurdos planes funcionen?

— ¿Ah? —cómo preguntaba algo tan absurdo, es obvio. Tendría a Vegeta para ella sola.

Piccolo le miraba en espera de una respuesta que ella no diría porque según ella era obvia. Él no creía que lo fuera tanto, porque olvidaba algo muy importante.

— ¿Crees que quitando a Goku del camino Vegeta iría mágicamente a tus brazos?

— Lo hará—No.

Bulma se sobresaltó por la interrupción tan abrupta.

— Puedes quitarlo del camino, pero Vegeta es capaz de irse con él.

Bebió un largo sorbo, quiso hacer oídos sordos pero el imbécil de Piccolo no se callaba. Su mirada alterada se transformó en una de ira pura contra el pelipalmera, una que creció cuando observó como besaba eufusivamente a Vegeta.

Tu Corazón Es Mío (Vegekaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora