Parte 1.

810 76 70
                                    

En la mañana misteriosamente, Lucifer fue él primero en despertarse, sin explicación aparente. Se levantó adolorido del sofá, tallándose la cabeza y maldiciendo en silencio lo que fuera que le causara malestar. Al detenerse en seco, notó la figura en la cama que apenas se movía y recordó que ese era el culpable de su dolor de espalda. De manera lúdica e infantil, le sacó la lengua al dormido Alastor, sintiendo una mezcla de molestia y diversión por la situación.

Alastor, dormido y ajeno a las travesuras de Lucifer, se encontraba sumido en un profundo sueño. Su rostro tranquilo y sereno reflejaba una calma que contrastaba con la travesura de su compañero de habitación. Lucifer se mantuvo unos segundos observando a ese ser envuelto en sábanas desordenadas que parecían haber sido arrastradas por una tormenta, que apenas dejaban entrever la suavidad de su piel, estaba sumido en una expresión de placidez que contrastaba con su habitual aura de energía frenética.

Decidiendo aprovechar al máximo el día, Lucifer se encaminó al baño para ducharse. Sentía la necesidad de despertarse por completo y enfrentar lo que el día le deparaba. Mientras el agua caliente caía sobre su cuerpo, su mente divagaba en los planes y desafíos que tenía por delante.

Después de la ducha revitalizante, Lucifer se preparó para el día que se extendía ante él. Sabía que debía mantenerse enfocado y determinado, listo para abordar cualquier obstáculo que pudiera surgir en su camino.

Antes de continuar con sus actividades, aún quería llamar a su madre para compartir con ella sus pensamientos y sentimientos. Pues aun no cambiaba de opinión respecto a su compromiso, suspiro molesto faltaban dos días para ese fatídico día.

Lo primero que hizo fue comunicarse con la recepcionista y reservar un día más la habitación. Luego permaneció de pie en medio de la habitación, colocándose la chaqueta con elegancia y precisión cuando notó un movimiento en la cama. Con una sonrisa divertida en el rostro, observó cómo Alastor se despertaba lentamente, sentándose con los ojos aún cerrados, el cabello alborotado y bostezando de manera encorvada antes de abrir los ojos, los mismos se detenían en la figura de Lucifer frente a él. Como si aún lo examinara.

Lucifer, con una mirada burlona y un tono juguetón, saludó a Alastor con un "buenos días" lleno de sarcasmo. En ese momento, su corazón se llenó de una mezcla de diversión y complicidad, disfrutando de la dinámica que compartían ahora.

Alastor, aún adormilado, se frotó los ojos y parpadeó un par de veces antes de procesar completamente la situación. Su rostro expresaba una combinación de sorpresa y diversión al darse cuenta de la travesura de Lucifer. Era evidente que el despertar matutino no era su especialidad, pero aún así, se dejó llevar por el juego y respondió con una sonrisa somnolienta y un cordial dedo del medio.

Aunque sus personalidades podían ser opuestas en muchos aspectos, encontraron un equilibrio en sus interacciones en poco tiempo.

La visión de Alastor, tan inmóvil y sereno, le provocó una ligera risa a Lucifer. Era un espectáculo poco común; ese Omega irritante parecía estar disfrutando de un raro momento de paz.

"¿Tienes planes para el día?" preguntó Lucifer, su tono ligero y tranquilo, como si intentara romper el hechizo de calma que envolvía a su compañero.

Alastor giró lentamente la cabeza hacia él, sus ojos castaños brillando con un destello aburrido. "Planes... ¿Para qué?" respondió, su voz resonando con un tono burlón. "Tal vez planeo quedarme aquí, contemplando el arte del sueño eterno."

Lucifer se cruzó de brazos, divertido. Ahora sabía que Alastor tenía un talento especial para evadir preguntas directas. "Oh, vamos, no me digas que no tienes nada en mente. A veces, un poco de aventura no hace daño."

Menos de 48 Horas para enamorarse. -AppleRadio, Omegaverse- Where stories live. Discover now