Parte 3.

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Lucifer se apartó de la pista de baile, aún sintiendo el eco del beso en sus labios y la calidez que había dejado en su pecho. Caminó hacia la barra con pasos vacilantes, su corazón latiendo a mil por segundo. Las luces del club parpadeaban y la música vibrante resonaba en sus oídos, pero todo eso se desdibujaba ante la confusión y la emoción que lo invadían. Sus manos temblaban ligeramente, y se preguntó si realmente podría hacer algo tan simple como pedir dos bebidas.

Al llegar a la barra, se acomodó entre un grupo de personas que reían y conversaban animadamente. El barman, un hombre de aspecto decaído como si tuviera el peso del mundo sobre sus hombros, se acercó.

“¿Qué te puedo servir?” preguntó, con una voz que sonaba casi rasposa en medio del ruido.

Lucifer tomó una respiración profunda, intentando calmar su agitación. Recordó la bebida favorita de Alastor: un cóctel con un toque de menta. Se le hizo agua la boca solo de pensarlo.

“Dos de esos, por favor.” dijo, señalando el cóctel que había visto en la carta.

Mientras esperaba, no podía evitar robar miradas hacia la mesa donde estaba Alastor. El castaño parecía sumido en la música, moviendo la cabeza al ritmo y jugueteando con un dedo en el aire, como si estuviera dirigiendo una orquesta invisible. La forma en que sus labios se curvaban en una sonrisa y cómo su cabello brillaba bajo las luces lo hacían parecer aún más atractivo. Lucifer suspiró, embelesado por la escena. Cada pequeño gesto de Alastor lo llenaba de una ternura inexplicable y un deseo que apenas comenzaba a comprender.

Se distrajo por unos segundos cuando el barman le sirvió las bebidas, sacándolo de sus pensamientos. Con un ligero temblor en las manos, Lucifer tomó los cócteles y se dirigió hacia la mesa de Alastor. Sin embargo, al acercarse, notó algo que hizo que su corazón se hundiera un poco: otro alfa estaba sentado junto a Alastor, coqueteando abiertamente con él.

La vista lo llenó de furia. Era como si una sombra oscura hubiera caído sobre su felicidad. Sin embargo, contuvo su impulso de actuar; sabía que no podía dejarse llevar por los celos. Aun así, el deseo de proteger a Alastor y reclamar su lugar se encendió en su interior.

Cuando Alastor lo vio aparecer, su rostro se iluminó con una sonrisa genuina que hizo que todo el malestar se desvaneciera por un momento. Pero el otro alfa bufó, claramente molesto por la interrupción.

“Mira quién llegó.” dijo el alfa con desdén, cruzando los brazos. “¿Te sientes amenazado o algo así?”

Lucifer sintió cómo su sangre hervía, pero mantuvo la calma. Se acercó a Alastor y lo rodeó con un brazo, sintiendo el calor de su cuerpo junto al suyo. No podía evitarlo; quería estar cerca de él, protegerlo de cualquier cosa que pudiera incomodarlo.

“¿Te está molestando?” preguntó Lucifer, tratando de sonar despreocupado aunque su voz estaba apagada ligeramente.

Alastor sonrió con complicidad y negó con la cabeza. “Para nada. Su presencia ni siquiera importa.” Respondió con una seguridad que hizo que Lucifer se sintiera más relajado.

El alfa con una cicatriz en la ceja, frunció el ceño ante la respuesta mordaz de Alastor. “No te hagas el difícil, amigo. No es necesario que actúes así.”

Lucifer sintió cómo una chispa de diversión comenzaba a brotar dentro de él mientras observaba a Alastor responder con ingenio. Era como ver un espectáculo; cada palabra era un golpe preciso y mordaz que dejaba al otro alfa cada vez más frustrado.

“¿Difícil? No estoy siendo difícil; simplemente estoy siendo honesto.” replicó Alastor, su tono lleno de aburrimiento. “Quizás deberías aprender a leer el ambiente antes de intentar coquetear con alguien que claramente no está interesado. ¿O acaso eres un idiota?” llevo una de sus manos cubriendo sus labios como si fingiera preocupación.

Menos de 48 Horas para enamorarse. -AppleRadio, Omegaverse- Where stories live. Discover now