HUIDA

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Corrí y corrí, no quería verlas ahora mismo, me han estado mintiendo a la cara durante años, anulando mis poderes, ¿acaso soy peligrosa para ellas?, ¿se sentían intimidadas por mis capacidades?.

Esa era la razón por la cual no me sentía yo misma desde hace tiempo, por esas estúpidas pastillas y sus efectos secundarios.

Me alejé lo suficiente de mi casa para poder pensar con claridad, entiendo que mi respuesta no haya sido la mejor del mundo, pero me han estado engañando durante mucho tiempo y si no lo hubiese descubierto lo estarían haciendo ahora mismo.

Tenía frio, mala idea lo de salir en manga corta a finales de Noviembre, crucé los brazos para mantener un poco el calor de mi cuerpo y estuve andando varios minutos, hasta que visualicé una tienda 24 horas. Metí la mano en el bolsillo del pantalón con la esperanza de que hubiese algo de dinero, pero hoy todo el mundo estaba en mi contra y tenía hambre y demasiado frio, entonces se me ocurrió una idea, por una vez que use mis poderes para algo así no pasará nada...

 Entré a la tienda con toda mi cara de inocente, saludé al dependiente con la máxima amabilidad posible y me dirigí al final de la tienda, estuve mirando varios productos y sus precios, hasta que el sonido de la puerta me hizo girarme, era un simple hombre con una capucha, tampoco le di mucha importancia y proseguí con lo mío. Al final, decidí ejecutar el plan el cual se trataba de distraer al dependiente con un poco de mis poderes y salir como si no hubiese comprado nada. Tiré varias latas de conservas al suelo, las cuales explotaron en cuanto hicieron contacto con él, todo iba bien, el dependiente se acercaba a limpiarlo y yo me iba por el otro lado de las estanterías para poder salir sin ser vista.

Logré llegar a la puerta y cuando iba a cruzarla, alguien me enganchó de la mano y me giró, había otra dependienta y me acababa de pillar con las manos en la masa, ay diosito cuando mis madres se enteren de esto, me miró con mala cara y me llevó a rastras hacía el mostrador para pagar.

–Buen truco, pero ya lo tenemos demasiado visto- Se cruzó de brazos y me miró.

–Gracias, pero no puedo pagar esto, no llevo suficiente dinero... Así que... Adiós.

Salí corriendo de allí sin nada, me entró el pánico y no supe que hacer, no era ninguna ladrona.

No se ni porque se me ocurrió esa idea, fue como un impulso, yo nunca hubiese pensado hacer algo así.

Hasta ahora...

Me senté en un banco alejado, a varias calles de la tienda y me puse a sobre pensar, no lo podía controlar, me pasaba desde el ataque de Ultrón, desde ese momento siempre estaba ahí y no sabía como pararlo. Hice mal en decirles todo eso a mis madres, nunca habíamos tenido una discusión tan grande. ¿Y si ya no querían saber nada más de mí?¿Y si dejan de quererme por querer ser quien soy y tener mis poderes siempre? ¿Y si están replanteándose dejarme en otro sitio y alejarse de mí después de esto? y si... Ya, para ya, deja de decir tonterías, nunca te abandonarían.

O eso pensaba... 

Seguía pensando, mientras miraba al suelo, hasta que dos pies se posaron justo enfrente de mis ojos, llevaba unos zapatos negros de buena calidad y unos pantalones de oficio. Me atreví a levantar la cabeza y lo poco que pude reconocer fue que era el mismo hombre de la tienda, el que entró varios minutos después. Lo analicé y paré mi mirada en su mano, llevaba varias chocolatinas, se quedó mirándome y las extendió.

Valeee, esto es muy raro, mis madres siempre me han dicho que no tome nada de lo que me de un extraño, pero es que me estaba muriendo de hambre, a ver, la verdad es que el señor daba un poco de mal rollo, no se le veía ni la cara, pero bueno... QUIEN TENGA MIEDO A MORIR, QUE NO NAZCA.

THE NEW SCARLET WITCHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora