Viernes
11:30 a.m-“Vamos Steven, porfa”, suplicó una vez más su mejor amigo, Jairo.
-“Son tus amigos, yo no hablo mucho con ellos”, repitió desde su timidez, “va a ser incómodo"
-“No, vay a estar conmigo todo el día”
-“Ah, eri' terrible mentiroso'”, reclamó empujándolo levemente, “si llega el Jeremías y se te olvida hasta tu nombre"
-“Na' que ver, si es terrible feo”
-“Sí, tan feo que te tocast-"
-“Cállate Steven”, interrumpió avergonzado, pegándole en el brazo.
-“Te acompaño, pero donde se te ocurra dejarme de lado por el chino culiao' ese.. juro que me voy”
-”Gracias, gracias”, respondió contento, abrazándolo con fuerza.
-”Mhjm”
(...)
-“¿Llegamos tarde?”
-“Temprano en realidad”, corrigió Tobal, abriendo el portón corredizo.
-“Bien, mejor para mi”, respondió Steven, aliviado ante la presión de saludar a todos.
El mayor de los Mj los recibió con varias bebidas sobre la mesa, a elección de cada uno. Unos diez minutos más tarde, llegó quien tanto esperaba Jairo. Esta vez, con sus ojos más achinados de lo normal, acompañados de un fuerte rojo.
-“Ya llegó”, mencionó el peliplateado, observándolo desde la ventana.
-“Sí, si me mandó un mensaje”, informó Tobal, riendo por la timidez del menor.
-”Jairo”, mencionó Steven, a modo de amenaza.
-“Ya voy a sentarme, te lo juro”
Jeremías entró con una cantidad de perfume imposible de ignorar, sobre un conjunto rojo que resaltaba su piel pálida.
-“Hola.. a todos”, saludó en voz baja, buscando con su mirada un lugar cómodo.
-“Ven”, sugirió Jairo con una sonrisa, señalando el lugar disponible a su lado.
-“Gracias, Jairo”, respondió dirigiéndose a un largo sillón de color gris, frente a una pequeña mesa de madera.
-“Parece que estái' a punto de dormirte”, comentó observando fijamente sus ojos.
-“Eh..”
-“Está más volao' que la chucha”, aseguró Tobal, frente a ellos.
-“Cristóbal, ven”, ordenó su mamá, desde la cocina.
-“Pero si el Cris-..”, intentó reclamar, siendo interrumpido por este mismo.
-“Yo estoy peinando a la Noe, deja de quejarte”
-“Puta.. ya voy, mamita”
Los tres chicos rieron ante la situación, sin notar la presencia de una figura muy importante en el grupo.
-“¿No hay completitos?”, preguntó colocando ambas manos sobre su abdomen, "el Tobal me mintió”
-“No te mentí, aqui están”, respondió apoyando una bandeja sobre la mesa.