Introducción

262 38 5
                                    

—Que vestido más horrendo

Llevaba mirándome al espejo veinte minutos, y seguía sin gustarme el vestido que tenía que llevar. Era un vestido largo de color negro, pero sin mangas. Alzaba muy bien el pecho y se me marcaba muy bien la cintura, la verdad es que me hacía muy bien cuerpo, pero por dentro me estaba muriendo de calor.

Mi madre suspiró por quinta vez en el día. O sexta.

—Pues a mi me parece precioso. Ponte los zapatos ya, que vamos a llegar tarde y no podemos dar mala impresión a los dueños del yate.

—Una cena en un yate. Genial.

—¿Dónde le ves lo malo? A mi me parece un planazo.

Solté una risa por lo que había dicho mi madre. Planazo. Mi madre por lo que se ve no es tan anticuada.

—Es broma. La verdad es que si que es un planazo —Repetí y mi madre rodeó los ojos, pero soltó una risa al segundo—¿Pero por qué no puedo llevar unos vaqueros cortos y un top? No veo este vestido adecuado para la ocasión. Y más con este recogido—Dije señalándome el moño que me había hecho Leti, la cuidadora.

—Hija, hoy gracias a ti, tu padre y yo vamos a llevar la empresa al éxito. Vamos a tener muchos encargos y más ventas. Últimamente no vamos muy bien de dinero. Si hemos estado replanteándonos la despedida de Leti.

Al escuchar lo último, casi se me para el corazón.

Leti, bueno, Leticia, es la cuidadora de la casa.
Desde pequeños nos cuida a mi hermano y a mí.
No me imagino que la despidan. No pueden hacer eso.

—Bueno pero, lo que no entiendo es porqué tengo tanto que ver en la charla que vais a tener los dueños del yate y vosotros. ¿Qué tenemos que ver ellos y yo?

—Ya lo verás.

***

Papá conducía uno de los coches de su empresa. Gabriel, mi hermano pequeño estaba al lado mía mientras perdía una partida de un juego que tenía en la Nintendo. Se notaba su desesperación en la cara.

—Chicos, hemos llegado. Quiero que mostréis buena impresión y no quiero móviles en la mesa al cenar. ¿Entendido?—Dijo mamá, girándose a nosotros.

—Lo mismo digo—Dijo papá abriendo la puerta del coche para salir.

Todos íbamos muy bien vestidos. Mamá llevaba un vestido rojo que le quedaba muy bien con su moreno que había conseguido gracias a las vacaciones, que también resaltaba muy bien con el rubio de su pelo.
Papá, iba basico, como siempre, pero bien vestido con un traje negro y su pelo pelirrojo bien peinado.
Y Gabriel, llevaba un polo azul y unos pantalones chinos blancos. Su pelo rubio que le había crecido este verano, se lo había dejado un poco despeinado.
Y pues yo, con el vestido negro más soso imposible y unos tacones bajos de color blanco.

—¡Richard, Nicole! ¡Estamos aquí!—Una señora de unos cuarenta años se asomaba de un yate de tamaño mediano, llamando a mis padres. Estaba acompañada de su marido, un señor de casi la misma edad que ella.

Subimos al yate, en cual había una mesa llena de aperitivos, como pulpo y langosta. Tan solo ver la comida que había se notaba que era una familia con dinero.

—¡Pablo, Belén!—Dijo mi madre saludándolos con dos besos a cada uno—Es un placer estar aquí, muchas gracias por la invitación.

—No des las gracias, el placer es nuestro. Hoy vamos a cambiar la vida de nuestros dos hijos—Dijo el señor Pablo.

¿Cómo que cambiar la vida de nuestros dos hijos?

¿Qué tengo que ver yo con su hijo?

—Ah si—La señora Belén se acercó a mí y me dio un abrazo— Encantada, son Belén. ¿Tú como te llamas, preciosa?

—Noa—Sonreí, pero por dentro no sabía lo que pasaba. Seguía pensando en lo que había dicho el señor Pablo.

—¿Y tú?—Le preguntó a mi hermano.

—Gabriel.

***

Todos estábamos en la mesa, mi padre estaba hablando con el señor Pablo y mi madre con la señora Belén. Yo estaba sentada intentando seguir su conversación de negocios, pero en realidad, estaba saboreando el sabor de los calamares que habían en un plato que estaba en el centro de la mesa.

Mi móvil empezó a sonar. Era mi novio, Lucas.
Intenté ignorarlo pero seguía escribiéndome.

Desbloqueé el móvil y vi que me estaba preguntando donde estaba, y que si quería ir a su casa que estaba haciendo una fiesta.

—¿Qué he dicho de los móviles?—Me susurró mi madre.

Asentí la cabeza y puse el móvil en silencio, pero le respondí a mi novio que después hablábamos antes de apagarlo.

—Va lo mismo para ti—Le dijo también a mi hermano, que seguía jugando a un juego, pero ahora con su móvil.

Mi hermano resentido apagó el móvil, igual que yo. Y la señora Belén intervino.

—Mi hijo también se pasa la vida con el móvil—Rió—Uy, hablando de él. Veo que viene ya.

Justo aparcó un coche rojo deportivo de la empresa de mi padre al lado del yate. Bajó un chico más alto que yo que llevaba puesto unas gafas negras de sol.
Combinaba su polo blanco con unos vaqueros cortos negros, y unas nike airforce.

—Veo que el trato ha empezado—Dijo mi madre al ver el coche rojo.

—Lo siento por llegar tarde—Dijo sentándose en una silla que estaba al frente mía—Me ha ocurrido un pequeño imprevisto en último momento—Guiñó el ojo a su madre y su madre suspiró.

—Pablo....—Dijo su padre—No es hora para hablar de eso.

¿De eso? No es por ser cotilla pero quería enterarme. Pero como mi hermano es más cotilla que yo, intervino él.

—¿Que es eso de lo que habláis?—Mi madre dirigió una mirada asesina a mi hermano, y mi hermano alzó los brazos.

—Gabriel, no es cosa tuya—Habló mi padre—Lo siento mucho señor Páez.

—No pasa nada—Sonrió—Mi hijo aveces dice unas cosas que.... Bueno, ¿vamos al grano, no?

___________
HOLAAAAAA, he vueltooooooo y mejor con una nueva historia. Intentaré actualizar las otras pero me será más complicado ya que no me acuerdo de mucho del trama de algunas. Espero que os guste esta nuevaaa que se trata de Pablo Gaviiii.

Darle a las estrellaa para más ⭐️
Este ha sido cortito pero es más una introducción que un capítulo!!!!

Sofia

Sentimientos | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora