Prólogo.

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En un tiempo antiguo, mucho antes de que los hombres caminaran sobre la tierra, existían dos reinos entrelazados por un hilo de magia y misterio: el Reino de Aeloria y el Reino de Nerath. Cada uno gobernaba un aspecto del mundo, equilibrando fuerzas que eran tanto complementarias como opuestas. Aeloria, brillante y vibrante, era un lugar donde los días eran eternos y la esperanza florecía en cada rincón.

Por otro lado, Nerath se extendía en un paisaje de misterio y profundidad. Sus cielos estaban cubiertos por nubes oscuras, pero su belleza era indiscutible.

Sin embargo, más allá de Aeloria y Nerath, existían otros reinos menores: **Eldoria**, un lugar donde la naturaleza reinaba en perfecta simbiosis; **Noxara**, un reino de sueños y susurros; y **Fulgoria**, donde la música y el arte eran el pulso de la vida. Aunque estos reinos no se destacaban tanto en la historia, sus habitantes también sentían el eco de la creciente tensión entre Aeloria y Nerath.

Una antigua profecía hablaba de un espejo mágico que conectaría ambos mundos. Se decía que aquel que pudiera cruzar a través de él tendría el poder de unir o destruir los reinos. Esta leyenda creció con el tiempo, alimentando tanto esperanzas como temores.

Con el paso de los siglos, las tensiones entre los reinos comenzaron a aumentar. Un malentendido ancestral llevó a una guerra devastadora, donde los espejos, que antes eran símbolos de conexión, se convirtieron en armas de separación. Las batallas resonaban en ambos reinos, y el eco del sufrimiento se extendía más allá de sus fronteras.

Las historias contadas por los ancianos hablaban de héroes caídos y traiciones desgarradoras. Se decía que en el corazón del Reino de Nerath residía un rey oscuro, cuya ambición desmedida lo había llevado a buscar el espejo legendario con el objetivo de destruir Aeloria y sumergir al mundo en una oscuridad eterna. Mientras tanto, en Aeloria, las voces clamaban por una salvadora que pudiera restaurar el equilibrio perdido.

Y así, mientras los ecos de la guerra resonaban en el aire, la leyenda del espejo continuaba viva. Aquellos que se atrevían a soñar con un mundo unido miraban al horizonte, esperando que algún día una nueva luz brillara entre las sombras. Pero hasta entonces, el destino de ambos reinos pendía de un hilo, y el tiempo se deslizaba como arena entre los dedos.

El reino de los espejos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora