capítulo 2

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Martin, al ver que el chico de la barra no respondía, se largó.

Y normal que no respondiera, pues Juanjo estaba inmerso en sus pensamientos. Sabía quien era aquel chico, lo sabía de sobras. No era ni más ni menos que el protagonista de la última película de Tinet Rubira, el director más famoso de, posiblemente, la historia del cine español.

Aquella película había sido el debut para Martin, que con solo 17 años, pasó de 0 a todo. Lo paraban contínuamente por las calles de Bilbao y él, por algún motivo que el maño desconocía, siempre negaba o respondía secamente. Tenía muchos fans, pero también muchos haters.

Lo único que sabía Juanjo del vasco era que en la prensa siempre se mostraba al chico como que se sentía superior a los demás, además de solo preocuparse por él mismo y creerse el ombligo del mundo. Había visto en varios tiktoks y entrevistas que el chico respondía con sequedad y un toque de soberbia, y esto no le gustaba de nadie, pero menos de un actor recién lanzado en el mundo de la fama.

Juanjo pensaba que si él entrara en el mundo de la fama y le reconocieran por la calle, él sería mucho más simpático y se mostraría más cercano y ilusionado, intentando cumplir todo lo que sus fans quisieran.

Esto Martin no lo hacía, o por lo menos esto pensaba él sin haber hablado mucho con él. Quizás estaría equivocado, pero la actitud que el joven actor había mostrado ante él le hacía pensar que no era así. El maño suspiró hondo y recordó que estaba ahí para servir y ayudar a aquel chico, así que tampoco podía hacer nada al respecto.


Por otro lado, Martin entró a su caravana, donde le esperaba su compañera de rodaje Ruslana. Era su mejor amiga desde que era muy pequeño, pues se conocieron en la capital vasca donde Ruslana rodó una película con a penas 7 años.

— Joder, Martin, no me sé los acordes de la maldita canción y no afino la mitad de los coros, ¿qué hago?— Exclamó la chica, al oir la puerta de la caravana cerrándose. — Mira es que a mi me gusta mucho el rock y todo lo que quieras, pero en lo de hacerme tocar la guitarra, Noemí se ha pasado.

— A ver, siempre puedes simular que tocas y que pongan el audio de fondo, ¿no?— Propuso Martin, abrazando a Ruslana. El olor de su pelo pelirrojo recién teñido le invadió y se alejó un poco de ella, sentándose a su lado. Ella negó con la cabeza.

— Si da igual si suena bien o no, los acordes me los tengo que saber igual porque tengo que ponerlos en los trastes, ¿sabes?— La pelirroja se tapó la cara con ambas manos y suspiró. — No sé, Martin, es muy difícil que me aprenda todos los acordes y todo el guión de las no-sé-cuantas escenas que grabamos hoy... Hemos tenido poco tiempo.— Luego levantó la mirada hacia el chico, que le sonreía para tranquilizarla.— ¿Tú te lo sabes todo, Marts?

El chico ensanchó su sonrisa, pero de forma irónica.

— ¿Yo? Qué va, digo una de texto en la primera escena... Sabes lo de la voz en off, pues todo esto me lo tengo que aprender, no puedo leer porque Noemí dice que se va a notar... Aviso que vamos a repetir este texto unas quinientas veces, hasta que Noemí se cabree y me deje tener el texto de suporte. No sé si soy capaz de recordar tanto, eh, Rosana.—

— Es jodido el mundo del actor, eh, se nota que solo llevas una película, cabrón.— Ruslana le alborotó aún más el pelo, haciendo que Martin se enfadara porque recién le habían peinado. Estuvieron un rato charlando y repasando, hasta que la pelirroja, con algo de hambre, decidió pedir comida, ya que en 10 minutos empezaría el rodaje y no quería ir con la tripa vacía.

Al cabo de unos dos minutos, alguien picó a la puerta.

Martin se levantó para hacer pasar al servicio y cuando abrió la puerta se encontró con aquel chico, el chico de la barra.

El vasco levantó una ceja, divertido, y le dejó pasar, soltando:

— Vaya, parece que tu también trabajas, al final.

— ¿Viste? Soy una caja de sorpresas.— Soltó el chico, con el mismo tono que él. Al menor se le escapó una media sonrisa

— Ya veo, me gusta esto de que me hayas hecho caso, nadie puede resistirse.— Dijo Martin, viendo como el chico se giraba, picado.

— No te he hecho caso, solo he hecho mi trabajo.— Dicho esto, el chico del servicio dejó la bandeja a la mesa de enfrente de la pelirroja y se dirigió hacia la puerta, pero antes de salir escupió un:

— Quizás deberías empezar a bajarte los humos, ¿no crees, listillo?— Y dicho esto, el maño cerró la puerta, dejando al menor con la palabra a la boca.

— Qué chulito, ¿no?— Dijo su amiga pelirroja, con un punto de ira en la mirada. Martin se encogió de espaldas y contestó, con una soberbia que realmente no era propia del Martin verdadero.

— Bueno, pues que baje esta chulería o no durará ni dos telediarios en este rodaje.— Ruslana asintió y ambos se comieron rápidamente lo que el chico les había traído.

— No, y además ni sabe cocinar, ¿que es está mierda de café?— Protestó la pelirroja, que escupió todo lo que se había metido en la boca bajo la atónita mirada del chico.

— A ver, chica, lleva un día, tampoco te pases.— Replicó él. Ruslana lo miró sorprendida y Martin negó con la cabeza, rápidamente.— Pero que tienes razón, que como no se espavile se irá a la calle.— Añadió, con la soberbia que por un momento había dejado de lado.

Por un momento había estado a punto de revelar al Martin de buen corazón que vivía bajo aquella coraza de egocentrismo y soberbia.

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segundo capítulo chicas!!
espero q os esté gustando, como veis, quizás martin no es tan malo y solo es una coraza... pero porque creéis que lo hará?

dejármelo en los comentarios, y también vuestra opinión, que me encanta leer comentarioss

si os ha gustado me encantaría que votarais por este cap, que me hace mucha ilu y me motiva a seguir

os amooo, besis de fresiiii 💞💞🥹🥹🫶🏻🫶🏻

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