Capítulo 7: Arcoíris y sombras

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          Yloth estaba en agonía, el último ataque de Zsphery había dejado solamente un esqueleto al cual le colgaban algunos pedazos de carne, sus alas habían sido completamente desintegradas y la agonía era insoportable... pero una misteriosa mano tocó su frente, devolviéndole su vitalidad en cuestión de segundos, la piel de su cuerpo volvió a crecer, así como sus alas, las cuales fueron completamente restauradas.

          Poco a poco fue recuperando la visión, ya que sus ojos también habían sido destruidos y alcanzó a ver una silueta borrosa... alcanzó a distinguir solamente un ala blanca y otra negra, lo cual le hizo pensar que Zsphery se había apiadado de ella, volviendo para curarla... sin embargo, una vez que se recuperó por completo, logró tomar asiento y observar claramente a aquella que la había ayudado... su piel era incluso más blanca que la de Zsphery, con un cabello tan oscuro como la noche que llegaba hasta su cintura y grandes ojos grises que la observaban con tristeza.

          Miisha: No te preocupes, vas a estar bien.

          La hija de Storm y Zsphery había regresado en su momento de mayor plenitud, su figura era la de una joven humana-yuxalthiana que irradiaba bondad y deslumbraba con su belleza... tan alta como Zsphery y con un cuerpo perfectamente esculpido que ni la más perfecta de las estatuas podría imitar... su piel brillaba, pero no por luz, sino por la pureza que desbordaba.

          Yloth: No... esto no puede ser real... ¡¿Se atrevieron a traerte de vuelta?!

          Miisha: No, yo regresé voluntariamente al darme cuenta de que algo andaba mal... papá y mamá dejaron de estar a mi lado, además, pude sentir incluso estando en la dimensión de la inmortalidad, que mis pequeños y mi planeta madre me necesitaban... y aunque esto no es correcto ni natural, algunas veces hay que romper las reglas.

          Yloth se puso de pie y todo su cuerpo comenzó a temblar sin que ella pudiera controlarlo, se encontraba frente a la creadora de toda esa raza... su creadora.

          Miisha: Estás muy afligida, pequeña, dime qué ocurre.

          Yloth: No se suponía que fuera así, los fallecidos no debían volver... ¡¿Por qué pasó esto?!

          Miisha: Habla conmigo... ¿Qué es lo que realmente está sucediendo?

          Para calmar el estado de nerviosismo de Yloth, Miisha la rodeó con sus alas, proporcionándole una paz que ningún otro ser vivo es capaz de conseguir... entre lágrimas, ella respondió.

          Yloth: Mamá...

          Miisha: Aquí estoy, preciosa.

          A pesar de que Yloth no fue creada directamente por Miisha sino por alguno de sus descendientes, ya que la humana-yuxalthiana original terminó su ciclo hace mucho tiempo, todos la consideran su madre ya que la raza entera existe gracias a ella.

          Yloth: Durante siglos hubo paz, nuestra raza cumplía su deber de consejeros del universo... todo aquel que necesitara de un guía acudía a nosotros en busca de iniciar su camino de apertura mental... de despertar.

          Miisha: Continúa.

          Yloth: Un día como cualquier otro, llegó a Vikthora alguien en busca de consejo, jamás se había visto a alguien de su raza, por lo que se asumió que venía de un universo muy lejano... una de las nuestras se enamoró de él, sentimiento que fue correspondido y al cabo de cierto tiempo, tuvieron un hijo... una muestra más de que el amor no tiene límites y trasciende universos, o al menos eso pensábamos... gracias a esa unión, nació un híbrido entre tres razas, humano... yuxalthiano... y cloptheriano.

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