Noche I : Carta de un espejo

21 5 0
                                    

Dassah

En esas noches en vela, cuando el silencio reinaba y el mundo parecía haber olvidado su agitada danza, me encontraba frente a él, mi fiel y antiguo espejo. Desde tiempos inmemoriales, me había fascinado cómo reflejaba mi imagen, como si se tratase de una versión etérea de mí suspendida en su cristal pulido.

Mas con el tiempo, algo se trastorno. Ya no era la misma joven que se observaba con confianza, con una sonrisa cómplice, presta para enfrentar el día. La imagen que veía comenzó a llenarse dudas  que antes  no existían. Y en ese reflejo que se tornaba extraño, el espejo me mostró una versión de mí que apenas reconocía.

Me preguntaba si algo en mí había mudado, o si acaso era el mundo el que había decidido observarme de otra manera.El espejo, que siempre había sido un testigo mudo de mis transformaciones, se convirtió en un confidente silente. ¿Qué pensamientos albergaría sobre mí en su callada existencia? ¿Qué palabras me diría si pudiera romper el voto de silencio al que está atado? Era como si poseyera un conocimiento profundo de mi ser, pero estuviera condenado a guardar secreto.

Fue entonces cuando comprendí que no era el espejo el que había cambiado, sino la percepción que yo misma tenía de mi ser. Esa misma noche, mientras el insomnio se tornaba en mi único compañero, me dediqué a escribir. Cada palabra, cada frase, era un intento de reconciliarme con esa imagen que el cristal me devolvía. Así nació esta carta, una conversación íntima con mi reflejo, una exploración de cómo la belleza y la autoestima pueden ser tan frágiles, tan vulnerables al paso del tiempo y las miradas ajenas.

Carta de un espejo

Mi labor jamás fue ardua, te observaba con devoción, aprendiendo cada rasgo de tu rostro y la manera en que tus ojos inquietos escudriñaban mi superficie en busca de tu reflejo, un reflejo que te colmaba de felicidad.

Sonreías al acomodar cuidadosamente tu cabello, y poco tiempo transcurría antes de que te sintieras lista para enfrentarte al día. Tu sonrisa era la joya más preciada de estar sujeto a una pared día tras día, inmóvil y mudo, sin poder hacer más que contemplarte y ser el vehículo a través del cual podías apreciar tu propia belleza.Mas un día, algo cambió.

Un día, el mundo te hizo dudar de lo que en mí veías, y desde entonces, cada vez que te situabas frente a mí, la sonrisa había desaparecido, dando lugar a la inseguridad. Pasabas largas horas mirándome, preguntándote qué había de errado en ti, dudosa de lo que el mundo percibía en tu reflejo.

Y así, las dudas que te aquejaban llegaron hasta mí. ¿Acaso he dejado de cumplir mi función? ¿Por qué no puedes ver lo que yo percibo? ¿Por qué no contemplas la belleza que el tiempo ha sabido otorgarte?Me siento inútil, siendo simplemente un objeto en la pared, sin voz para decirte lo hermosa que eres, sin derecho a manifestar que no hay rareza en ser distinta, que cada reflejo cuenta una historia única, y por ende, no debes compararte. Cada rasgo de tu rostro es una forma distinta de describir la belleza.

Sumido en una reflexión muda, queriendo decir tanto solo soy un objeto en la pared, pero anhelo ser más, desearía tener hoz propia para susurrarte palabras de aliento y alejar el espectro de dudas que a echa tu mente.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 16 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Letras de una noche en insomnioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora