Capitulo 1

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Un martes a 2 pm en Nueva York, gente en la calle, vendedores cumpliendo con su trabajo, Ricos yendo por la calle a burlarse de los pobres, Mujeres platicando plácidamente con sus amistades, todo  En pleno comienzo de la tarde, se hallaba el caribeño en la sala de juntas donde solía tener sus debates de gabinete con su ahora extorsionador Thomas Jefferson, todo fluía con normalidad, o así lo aparentaba, hasta que todos los se encontraban desconcertados viendo con sorpresa a Alexander, lo cual lo incomodó, normalmente a este le encantaría ser el centro de la atención, de hecho, la idea de algún día ser el presidente de aquella nación por la que había peleado y derramado sangre  le agradaba tanto, no solo tener el control y saber que haría todo correctamente, si no que tendría todos los ojos encima de el, y le encantaba, era como alimentar su gran ego, sin embargo, en la situación en la que los ojos se situaban por encima de el viéndolo, no era la más agradable. Pero recapitulando, ¿Cómo es que Alexander llegó a aquella situación?

// 18 horas antes de lo sucedido //

A ti, te quiero a ti. __

Alexander ante las palabras de su contrario del cual se pudo dar cuenta poco después de lo cerca q estaban, se quedó atónito, alejándose caminando hacia atrás tropezando con una pequeña mesa de noche casi cayendo de no ser por que el virginiano lo tomó del brazo como reflejo para evitar que el contrario callera al suelo, dando pocos pasos hacia atrás para que el bajo se enderezara y el quede más lejos, cosa que hizo a las mejillas de Alexander teñirse ligeramente de un color carmesí muy suave de la vergüenza, sintiendo esto mismo, tosió ligeramente antes de hablar

Thomas Jefferson, señor, no se que es lo que se supone que quiere sacar de todo esto pero debo recordarle que la sodomía no solo es un pecado si no también un delito__ Dijo completamente serio lo cual en el momento contrastaba fuertemente con las carcajadas que soltaba el más alto al aire dejando al inmigrante no solo avergonzado de nuevo, si no, que también bastante confundido

Alexander Hamilton, ¿Quién diría que eres todo un picarón?__ exclamó el de tez oscura entre varias risas que solo hicieron al inmigrante enojar un poco

¿Qué se supone que debo pensar cuando dices que a cambio de no mostrar papeles que pueden arruinar mi carrera me quieres a mí?__ Dijo el caribeño tratando de demostrar su punto, no obstante, se daba cuenta que quizás ahora en voz alta no sonaba tan mal como lo pensó a primeras

Tienes una sucia mente Hammie, no me refería a eso, Por su puesto__ se burló el mayor observando la reacción del menor el cual rodaba los ojos con aquel apodo que tanto le molestaba que el dijera

¿Acaso recuerdas lo que te dije con la oficina?, eres el perro faldero de Washington, nos serviría bastante a mi y a los demócratas-republicanos que nos ayudaras en ciertas cosas de nuevo, claro, si no quieres contarle a tu querido papi lo que hiciste con esa prostituta__ vocifero con aquella cínica sonrisa que parecía nunca despegarse de su rostro, era irritable.

Alexander pensó un poco, se sentía asqueroso si quiera considerando aquella oferta, Alexander no solo es del partido federalista y aquel despiadado hombre frente suyo lo sabia, si no que el es EL jefe del partido federalista, traicionar no solo a su equipo, a el mismo y a su legado de aquella forma le dolería siempre pero era eso o jamás velar por algo mejor, pero siendo graduado en la abogacía, había algo que no sabia hacer y eso era perder.

Tengo reparos con ese trato, si no estás dispuesto a negocias me temo que rechazaré tu oferta __Dijo internamente nervioso por la respuesta que el mismo había decidido liberar, era algo demasiado arriesgado, si bien Jefferson podría dar media vuelta e irse, siempre pensó que aquel que tenia hombre que tenia miedo que mejor ni si quiera tenga el privilegio de velar por vivir.
 

The Last Cabinet Battle || JamiltonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora