Capítulo 2: El Poder del Conocimiento

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Después de su primer encuentro con Bill Cipher, Ford se encontró incapaz de pensar en otra cosa. El demonio había dejado una impresión indeleble en su mente, una mezcla de fascinación y peligro que lo mantenía en vilo. Sabía que había hecho un pacto con una entidad cuyo verdadero poder y naturaleza apenas comprendía, pero al mismo tiempo, no podía negar los beneficios que ya empezaban a manifestarse.

Cada día, Ford se sumergía más en su investigación, utilizando el conocimiento y las habilidades que Bill le había otorgado. Los símbolos que antes le resultaban incomprensibles ahora se desplegaban ante él como un libro abierto, revelando secretos ocultos sobre la naturaleza de Gravity Falls. Las criaturas que habitaban el bosque, los extraños fenómenos que ocurrían en el pueblo, todo parecía tener sentido ahora, aunque el precio de ese conocimiento aún estaba por revelarse.

Sin embargo, con cada nuevo descubrimiento, también surgían más preguntas. Ford comenzaba a darse cuenta de que Gravity Falls no era solo un lugar extraño; era un punto de convergencia, un nexo entre dimensiones, donde las reglas de la realidad podían ser manipuladas y dobladas a voluntad. Pero para aprovechar realmente ese poder, necesitaba profundizar aún más, arriesgando su cordura y su humanidad.

Bill aparecía con frecuencia, siempre ofreciéndole sugerencias, guiándolo en la dirección correcta, pero también dejando caer comentarios ambiguos que alimentaban la paranoia de Ford. Sabía que Bill tenía su propio agenda, pero no podía evitar sentirse atraído por la inteligencia afilada del demonio, por su capacidad para ver más allá de lo que los simples mortales podían percibir.

Una noche, mientras trabajaba en su laboratorio improvisado en la cabaña, Ford se dio cuenta de que necesitaba descansar. Había estado despierto durante días, alimentado únicamente por su obsesión y las pequeñas dosis de conocimiento que Bill le proporcionaba. Sin embargo, en lugar de dormir en su cama, decidió salir a dar un paseo por el bosque, esperando que el aire fresco lo ayudara a despejar su mente.

Ford continuó su caminata, el silencio del bosque envolviéndolo. El aire nocturno era fresco, y la luz de la luna se filtraba a través de las copas de los árboles, creando patrones de sombras que danzaban a su alrededor. Se sentía en paz, pero también inquieto, sabiendo que cualquier momento podría ser interrumpido por la presencia de Bill.

Llegó a un claro en el bosque, un lugar que no había explorado antes. En el centro del claro había un antiguo círculo de piedras, parcialmente cubierto por musgo y enredaderas. La disposición de las piedras parecía deliberada, casi ritual. Ford se acercó, sintiendo una extraña energía emanando del lugar.

Se arrodilló junto al círculo, examinando los grabados en las piedras. Aunque estaban desgastados por el tiempo, Ford pudo distinguir símbolos que coincidían con los que había visto en la cueva. La sensación de ser observado, tan familiar desde su primer encuentro con Bill, se hizo más intensa. Miró a su alrededor, pero el bosque seguía en silencio.

—Sé que estás ahí, Bill —dijo Ford en voz baja, con una mezcla de frustración y anticipación.

Como era de esperar, Bill apareció en un destello de luz, flotando sobre el círculo de piedras. Esta vez, su forma triangular parecía más definida, como si estuviera cargado de una energía concentrada.

—¡Oh, Fordsie! Me alegra verte tan… contemplativo —dijo Bill con su tono característico de diversión. Sus palabras parecían resonar con la misma vibración que el círculo de piedras.

Ford lo miró, frunciendo el ceño. —He estado investigando el círculo. Parece tener una conexión con los símbolos en la cueva. ¿Qué es este lugar?

Bill se acercó, examinando las piedras con su ojo único. —Ah, un antiguo círculo de invocación. Un lugar donde los seres de diferentes dimensiones pueden intersectar. La magia que aquí reside permite a los seres como yo interactuar más fácilmente con el mundo físico. Un lugar muy útil para… encuentros.

La palabra “encuentros” hizo que el corazón de Ford latiera más rápido. Sabía que Bill no estaba hablando solo de magia, sino de ellos dos. La tensión entre ellos era palpable, y Ford no podía evitar sentirse atraído por la presencia de Bill, a pesar de lo peligroso que sabía que era.

—¿Qué estás insinuando? —preguntó Ford, tratando de mantener la calma.

Bill se inclinó hacia adelante, su ojo centelleando con una luz dorada. —Solo que a veces, la magia también puede tener efectos personales. Esta noche parece ser una buena ocasión para… explorar esos efectos.

Antes de que Ford pudiera responder, Bill emitió un destello de luz, y su forma cambió. La figura triangular se desvaneció, dando paso a un ser humano de aspecto enigmático. Bill había asumido una forma física, con una apariencia elegante y una sonrisa seductora. Su nuevo cuerpo era alto y delgado, con rasgos que combinaban lo humano con lo sobrenatural: ojos que brillaban con un resplandor dorado y una presencia que emanaba poder y carisma.

Ford se quedó atónito, sin poder apartar la vista del nuevo aspecto de Bill. El cambio era sorprendente, y la forma humana de Bill tenía una belleza inquietante y cautivadora.

—¿Esto es… tu verdadera forma? —preguntó Ford, su voz temblando ligeramente.

Bill se acercó con paso lento, su mirada fija en Ford. —No exactamente. Es una de mis formas posibles. Pero es la que elegí para esta ocasión. Pensé que podríamos tener una conversación más… personal.

Ford sintió una oleada de emociones: fascinación, temor, y un deseo inesperado que no podía ignorar. Sabía que estaba jugando con fuego, pero la atracción que sentía era abrumadora. La forma humana de Bill, tan cercana y tangible, lo hizo sentir como si estuviera a punto de cruzar un umbral que cambiaría todo.

—¿Qué quieres de mí, Bill? —preguntó Ford, su voz apenas un susurro.

Bill se detuvo frente a él, su expresión suave y seductora. —Solo quiero explorar lo que hay entre nosotros, Fordsie. Lo que hemos compartido, el conocimiento, el poder… y algo más. Si estás dispuesto a dar ese paso, podríamos descubrir algo mucho más profundo.

Ford sintió un impulso irresistible. Sabía que estaba en peligro, que acercarse a Bill podría tener consecuencias que no podía prever. Pero también sentía una conexión intensa y auténtica con el ser que tenía delante. La atracción era tan fuerte que no pudo resistirse.

—Estoy dispuesto a explorar —dijo Ford, su voz llena de resolución.

Bill sonrió, un gesto lleno de promesas y secretos. Se acercó a Ford, y cuando sus labios se encontraron, fue como si todo el universo se detuviera. El beso fue suave al principio, una exploración cautelosa, pero pronto se volvió más apasionado, como si ambos estuvieran intentando comunicar todo lo que no podían expresar con palabras.

Ford sintió una oleada de emociones intensas. La magia que Bill emanaba se entrelazó con sus propios sentimientos, creando una experiencia que era a la vez eufórica y aterradora. Era un beso que trascendía el contacto físico, una conexión que parecía unir sus almas de una manera que nunca había experimentado antes.

Cuando se separaron, ambos estaban respirando con dificultad, sus ojos brillando con una mezcla de deseo y comprensión.

—Esto es solo el comienzo, Sixer —dijo Bill, su voz ahora más suave y cargada de emoción—. Lo que hemos compartido esta noche es un primer paso hacia algo mucho más grande. Pero ten en cuenta que esta conexión puede ser tan poderosa como peligrosa.

Ford asintió, sabiendo que estaba entrando en un territorio desconocido. Pero, por primera vez en mucho tiempo, sentía que estaba donde realmente debía estar. La mezcla de conocimiento, poder y deseo que compartían era algo que lo fascinaba y aterrorizaba al mismo tiempo.

—Lo entiendo —respondió Ford, su mirada fija en la de Bill—. Pero estoy listo para enfrentar lo que venga. Juntos.

Con una sonrisa satisfecha, Bill asintió. —Entonces, prepárate para un viaje que te llevará más allá de lo que jamás imaginaste. La aventura que hemos comenzado solo ha tocado la superficie de lo que está por venir.

Y con esas palabras, Bill se transformó nuevamente en su forma triangular, desapareciendo en un destello de luz. Ford se quedó en el claro, sintiendo una mezcla de anticipación y miedo, pero con la certeza de que lo que había comenzado entre él y Bill era solo el principio de una conexión mucho más profunda y transformadora.

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