Una Preciada Joya

Obediencia

Ha pasado una semana desde el inicio escolar y todo ha ido con normalidad, o al menos dentro de los márgenes normales.

"¡Edward, devuélveme mi libro!" Gritaba Bubble intentando alcanzar al brabucón.

"¡Atrápame si puedes, jajajajaja!" dijo este mientras huía con el libro en manos.

Al final de la persecución, Edward arrojó el libro a la piscina dejándolo inservible.

"¡Te maldigo pedazo de basura!" vociferaba Bubble mientras veía al Brabucón alejarse con prisa.

"¿Y ahora qué hago? La presidenta me va a regañar... No espera, ella no es alguien volátil como Miss Circle; creo que puedo explicarle mi situación y ella entenderá" se dijo a sí misma.

...

"Muy bien, compañeros, es hora de empezar las clases, así que presten atención y revisen la página 13 de su libro" Nephila dictaba para sus 'alumnos'.

"Erh... ¿Presidenta? Tuve un problema antes de venir su clase" decía Bubble mostrando el libro muy humedecido.

"Oh, ya veo; ven voy a darte otro para reemplazarlo"

Nephila se acercó a su escritorio y de un cajón sacó otro libro idéntico al que sostenía Bubble.

"El que está mojado déjalo a un lado de mi escritorio" indicaba Nephila.

Bubble, luego de todo eso, volvió a su asiento liberada de su ansiedad.

"Bubble" la presidenta llamó su atención "Si hay algún problema, no dudes en consultármelo después de que mis clases hayan terminado"

Ha Bubble le hace feliz recibir una recomendación y no un regaño como lo harían específicamente 3 maestras en especial.

Luego a mitad de la clase, mientras Nephila explicaba algunos detalles, esta última se daría cuenta que un estudiante estaba dormido sobre su pupitre, por lo que interrumpió su explicación, desconcertando a los demás, y tomó una tiza del pizarrón sólo para lanzarlo como proyectil únicamente con sus dedos, golpeando con fuerza en la cabeza de aquel estudiante, rompiendo la tiza en dos piezas en el proceso.

"¡¡AAHH, Eso Dolió!!" gritó aquel estudiante, mientras se frota la cabeza por el dolor.

"Alumno Tanner, esta es la segunda vez que le llamo la atención por quedarse dormido durante mi clase" Nephila sonaba más estricta.

"Si, si, lo siento, estaré más atento y revisaré el libro más tarde" él dijo con algo de desinterés.

Nephila toma una regla de madera de su escritorio y lo usa como puntero, indicando información escrita en la pizarra.

"Lo que estoy explicando aquí es una referencia al contenido del libro, por lo que no será exactamente igual; te recomiendo encarecidamente que estés atento a mi clase" dijo con firmeza y su tono se puso serio.

"Si... Como digas, será suficiente para pasar el examen" el muchacho respondió de forma condescendiente, ya que no ve a Nephila como una maestra.

No era perceptible, pero Nephila se había enojado; nadie lo sabía, hasta que de repente ella maniobró la regla en su mano hasta sostenerla desde la parte media y en un instante la rompió en pedazos grandes, las cuales cayeron al suelo, excepto las que aún sostenía en su puño. Todos se asustaron por la repentina acción, pero cuando vieron el rostro de Nephila, sintieron escalofríos; su expresión se oscureció y la melancólica se acentuó, la serenidad que transmitía desapareció sólo para ser reemplazada por una de decepción y pena; les generaba angustia el sólo verla, un sentimiento muy diferente a otros docentes, una emoción que difiere del miedo.