Capitulo 5

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Luego de intimar no podía dormir.

¿Cómo conciliar el sueño? Si, él me tenía agarrado de la cintura.
Miraba el alrededor y era oscuro, eso me asustaba por alguna razón esto último días habia ganado el miedo a la oscuridad y los exteriores, puse mi mano en su pectoral para luego colocar mi oreja en su lado izquierdo.
Su corazón latía «tu cu tu tu cu» sumado al ruido de sus ronquidos, acaricie su pecho con la yema de mis dedos como si peinara el vello abundante entre este, hasta juntar un montóncito.
Sonrei maliciosamente, ¡Si yo no duermo, él tampoco Presione mi mano contra el montón de vello, Fernando se despertó. —Ni se te ocurra, Cruz.

Pero ya era demasiado tarde para pedir piedad, me iba cobrar la mala noche que pasaba por su culpa por lo que con todas mis fuerzas arranque el vello de su pecho.
   El grito de dolor me aturdió y se oyó en todo la hacienda.
Ahora su pecho la faltaba el vello, y estaba rojo por él arranque. —Indio, maldito ¿por qué hiciste eso?

—No puede dormir. Por tu culpa —decidi terminar mi huelga de silencio para cantarles su verdades.

—Ese no es mi problema

—Si lo es, usted me embarazo y no conforme con eso amenaza con desembarazarme. No tiene el menor respeto por la vida, es un descarado, un bárbaro, un salvaje.

—Ven para acá te voy a castigar.

—No, si lo castigo yo primero. —Recordandole que ya no tenía mi manos atadas, y ponerme en  guardia. El trato de sujetarme y tirarme en la cama, fue que lo tumbe y comencé a golpearlo, alguno dándoles y otros él esquivaba.
Justo cuando el iba voltear la situación el sueño hizo acto de presencia, por lo que me recosté a su lado en el piso a dormir con mi oreja a su pecho que me recordaba al sonido de mi hogar a mi llama y cuando dormía sobre está..
Mientras él no sabia ni que paso.

(....)

   Al despertar amaneci sobre la cama, y él estaba vistiendose con su cara de poco amigos, su rostro mostraba los golpes de la noche anterior.
—Mira como me dejaste la cara.

—¿En serio? Yo aún tengo marcas de cuando llegue y se queja de unos moretones, usted es un débil.

—Yo soy tu Amo no debes golpearme, solo yo a ti, indio insolente.

—Ya le dije que no soy Indio, español ignorante. Váyase de una vez y déjeme dormir.

—Insolente, disculpate, ya.

   Lo ignore y seguí durmiendo

—¡Respóndeme respóndeme! Respondeme ya.

—¡Bastaaa! No me hagas enojar. —Mi voz lo aturdió, se sintió intimidado por lo que se retiró, y me dejó en paz.

Ese día estuve todo el día con malhumor, y él decidió no molestarme por ese día.  —Cruz puedes cantarme otra vez esa canción, esa que le cantas cuando vez la luna.
—¡Sí, preciosa! —Yo en ese momento pasaba todo el día en la Casona caminando de un lado del otro. 

"-Cruz no puedes apararecerte así de la nada mientras guiso, me asustas". —Recordando a hace unos minutos la cocinera se exaltó al verme revisar sus guisos.
   Tome a la niña y comencé a recitar esta en mi idioma nativo mientras bailabamos al compas de mi melodía, María, era un encanto. A pesar de que era la hija de ese mounstro ella no merecía mi desprecio.
Bailamos un largo rato para luego ella abrazarme y decirme —Cruz, te gustaría ser mi mamá.

—Maria, no puedo ser tu madre  .

—¿Por qué no?

—Porque para ser tu madre debería casarme con tu padre, y tú padre acéptalo es un pésimo partido, es un salvaje, incivilizado.

—Yo quiero que seas mi madre.
¿Aceptas ser mi madre?

—Acepto cuidarte como si fueses una, como si fueses mia.
Mientras yo viva jamás te faltará amor fraternal.

En eso el hacendado nos vio y no dijo ni A para irse a sus aposentos, y yo luego de un rato ir también al fin a cabo no me quedaba otro que dormir con él.

Continuará...


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⏰ Última actualización: Aug 14 ⏰

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