Extra

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Gavi parpadeó, confundido, mientras sus ojos bajaban instintivamente hacia la camiseta que llevaba puesta, la de Jude, Vinicius, con una media sonrisa, acarició la tela con sus dedos, marcando con suavidad su punto.

—¿De verdad? —preguntó Gavi, tratando de evitar que la sonrisa nerviosa asomara en su rostro.

—Muy en serio —respondió Vinicius, con un tono más profundo, mientras su mano bajaba desde la camiseta hasta la cintura de Gavi, rodeándola.

Gavi sintió un escalofrío recorrer su columna, pero trató de disimularlo con una carcajada seca.

—Está bien, pero si me la quito aquí, cualquiera podría entrar y... —Gavi hizo un gesto con la mano, señalando la posibilidad de ser descubiertos.

Vinicius soltó una risita, su mano aún en la cintura de Gavi.

—¿Desde cuándo te importa tanto lo que piensen los demás? —dijo Vini, acercándose un poco más.

—Además, aquí estamos solos... bueno, si es que dejas de preocuparte tanto y te relajas.

Gavi notó cómo la distancia entre ambos se acortaba, y sintió la urgencia en la mirada de Vinicius. Suspiró, sabiendo que resistirse sería inútil. De un tirón rápido, se quitó la camiseta de Jude, quedando otra vez sin prenda alguna en la parte superior del cuerpo.

—Ahora está mejor —murmuró Vinicius, su mirada recorriendo el torso de Gavi con un brillo que lo hizo sentir expuesto, pero también, curiosamente, más cercano a él.

Gavi buscó en su mente algo que decir, algo que pudiera aliviar la tensión, pero las palabras se le escapaban. Finalmente, lo único que pudo articular fue.

—No sé cómo lidiar con esto...

Vinicius lo miró con una sonrisa ladeada, su expresión pasando de la diversión a una seriedad suave.

—No tienes que lidiar con nada, Gavi.—dijo en voz baja, inclinándose un poco más hacia él.

— Solo... déjate llevar.

Y con esas palabras, Vinicius lo besó de nuevo, esta vez con más seguridad, su mano recorriendo la espalda de Gavi, sosteniéndolo como si no quisiera dejarlo ir. El joven español se dejó llevar, tal como Vini había sugerido, sintiendo cómo sus propios miedos y dudas se desvanecían con cada segundo que el beso se prolongaba.

El mundo exterior, la derrota, las inseguridades, todo desapareció en ese instante. Para Gavi, solo existían ellos dos, en ese túnel desierto, compartiendo un momento que había soñado muchas veces, aunque nunca había tenido el valor de admitirlo.

Finalmente, cuando el aire se hizo necesario de nuevo, ambos se separaron. Vinicius sonrió, y con un gesto suave, pasó el pulgar por la mejilla de Gavi.

—Eso fue... inesperado —admitió Gavi, aún recuperándose del impacto.

—Para serte sincero, no tanto para mí.—Respondió Vinicius con un brillo de satisfacción en sus ojos.

—Sabía que había algo más detrás de esas miradas furiosas tuyas. Sólo necesitabas un empujón.

—¿De verdad crees que soy tan transparente? —preguntó Gavi, entre divertido y nervioso.

—No eres transparente, solo te conozco lo suficiente como para darme cuenta.—Respondió Vinicius, apartando un mechón de cabello de la frente de Gavi.

Gavi no pudo evitar sonreír, sintiendo cómo la incomodidad que lo había acompañado durante tanto tiempo comenzaba a disiparse. Tal vez, después de todo, esto era lo que necesitaba. Un pequeño empujón para dejar de lado sus miedos y admitir lo que realmente sentía.

—Bueno, supongo que entonces ya no tengo excusa para seguir mirándote mal en los partidos.—dijo Gavi, intentando recuperar un poco de su habitual picardía.

Vinicius rió suavemente, su risa reverberando en el túnel vacío.

—Siempre puedes intentarlo, pero ahora sé lo que realmente piensas. Y, quién sabe, tal vez incluso te devuelva la mirada... pero de una manera diferente.

Gavi sintió cómo el calor se extendía por sus mejillas nuevamente, pero esta vez no era de vergüenza, sino de algo mucho más profundo, algo que apenas comenzaba a explorar.

—Tendré que acostumbrarme a eso —murmuró, intentando disimular la emoción en su voz.

—Yo también —admitió Vinicius, acercándose una vez más, esta vez para darle un beso suave en la frente.

—Pero lo haremos juntos, ¿te parece?

Gavi asintió, con el corazón latiendo más rápido que nunca. Sin embargo, antes de que pudiera responder, escucharon un ruido cerca del túnel, probablemente alguien acercándose. Ambos se miraron, compartiendo una sonrisa cómplice.

—Será mejor que nos vayamos antes de que alguien nos descubra.—susurró Vinicius.

Gavi estuvo de acuerdo, aunque una parte de él deseaba prolongar ese momento un poco más.

Te Odio  A Besos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora