• Saikiridian ● bnha

2-Perseverante

Bakugo Katsuki llegaba a ser considerado un niño afortunado por más de uno.

Cualquier niño en la actualidad fantaseaba con ser un héroe a futuro, rezando a cualquier santo ser bendecido con una peculiaridad perfecta para el trabajo. Katsuki claramente era uno de ellos. En verdad nunca llegó a preocuparse por eso, sus padres tenían Quirks muy factibles para ser un héroe, ellos mismos se lo hacían saber desde que tenía memoria.

Los años pasaban y cuando él ya se encontraba en la edad de manifestar un poder, como tanto añoró, fue bendecido con el ideal para lo que aspiraba: creaba explosiones base a la nitroglicerina del sudor de sus manos. Sus recuerdos desde muy joven estaban inundados de halagos tras halagos, los niños asombrados por lo genial que era y los pocos que le veían con envidia solamente alimentaban su ego. Era fantástico, literalmente lo tenía todo para ser el mejor, ya lo era según su percepción. Todos detrás de él, alabando su poder y seguridad en si mismo, deslumbrándolo como el más fuerte y eficaz para enfrentarse a cualquiera adversidad.

Todos, menos alguien: Midoriya Izuku.

Aquel mocoso ingenuo y sumiso que tuvo el honor de llamarse su amigo en algún momento, se atrevió a subestimarlo y ofrecerle su para nada necesaria ayuda. Katsuki no necesitaba que lo vean por de bajo, lo vean tan vulnerable, tanto que sean osados a ofrecerles ayuda. Él poseía la suficiente fuerza para levantarse por si solo, ningún niñito tonto como lo era Deku tenía el derecho a venir ofrecer algo que jamás pidió.
Su tonto semblante de supuestamente preocupación, perseverante, molestaba de sobre manera a Katsuki, lo hacía sentir débil: algo que no cabía en su vocabulario.

No fue cosa complicada hacerle entender, o intentar, a Deku que él era el más fuerte, nadie tendría el error de creer lo contrario. Deku era un debilucho que resolvía todo con llanto como si de un bebé se tratase. Todo fue a su favor cuando ya todos los niños habían manifestado peculiaridades y el pecoso no daba señales alguna de lo mismo. En su inconsciencia, uso aquello a su favor para molestar a su compañero, usando un juego de palabras tonto con su nombre en el que los demás le siguieron sin chistar, viéndose como todo un dotado ante los niños inferiores a él.

Sus intimidaciones y burlas seguramente no hubieran tenido un final si no fuera porque, el supuesto Deku inútil, resultaba no serlo como tal. Deku apareció con una enorme sonrisa que deseo borrar con su Quirk, mostrándole a todos su sorpresiva peculiaridad. Casi todos los niños del preescolar y la maestra de turno se asombraron al ver como el peli-verde atraía cosas hacia él, con clara dificultad ante lo reciente que la misma era, pero lo que constaba es que si era poseedor de una. Obviamente la misma no era la gran cosa para Katsuki, es más, no entendía porque algunos adultos o compañeros alagaban su poder, simplemente atraía cosas con su mente, no era poderosa como la suya. Con el tiempo sus intimidaciones dejaron de tener cierta coherencia, sus estúpidos secuaces se negaban a propasarse con él pecoso: con dichos como "No tiene caso, él puede defenderse con su poder", "Si fuera un Deku inútil no tendría peculiaridad para empezar".

Era muy frustrante para un Katsuki que lo tenían acostumbrado a darle todos sus caprichos. Esto ya sobrepasaba cualquier autoridad que tenga a la palma de sus manos. No podía hacer nada, Deku nació con un Quirk y por mucho que quisiera negarlo, tranquilamente podría superarlo a futuro.

Los años pasaron, los sueños de Katsuki seguían intactos. No quedaba mucho para finalizar la escuela media, la UA estaba a la vuelta de la esquina y él no era un tonto como para desaprovechar la oportunidad que se le dio desde sus cuatro años. Su vida siguió un curso inesperado para él. Cada que podía le dejaba en claro a cualquiera que no debían meterse con Katsuki Bakugo si querían transcurrir el semestre en paz.
Molestar a niños bobos dejo de tener alguna gracia con el tiempo, su cabeza estaba más concentrada en superarse día don día.