Querer y/o poder

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Midoriya Inko era una madre muy sentimental llegando a rozar lo llorona. Eso no quitaba el gran cariño y amor que tenía a sus seres queridos, aquellos que le alegran sus días con su mera presencia.

Una de esas personas era su pequeño y tierno hijo, Izuku. Su niño desde que tiene conocimiento era un gran fanático de los super héroes, principalmente del mayor de todos, All Might.

A Izuku le fascinaba con todo su corazón el símbolo de la paz, veía cualquier programa donde el héroe hacia presencia, sean series, películas, noticias o videos de baja calidad que civiles grababan cuando eran salvados por el mismo. No importaba lo que sea, su pequeño quería tener en sus manos cualquier mercancía de su ídolo.

Añoraba con ser como él, un héroe poderoso y de gran sonrisa que con su presencia aseguré la tranquilidad en las personas. 

Admiraba la pasión que poesía ante el trabajó heroico aún con su corta edad, a muy pocos niños les duraba la emoción por dichas cosas. No quería sonar mal, pero quizás en el fondo quisiera que su hijo se le baje la fiebre sobre el tema y a futuro se planteará bien sus convicciones. Y sobre todo, algo un poco más seguro y que no la tenga constantemente con el corazón en la boca.

Si Izuku quería ser un héroe, era evidente que para eso necesitaba un Quirk; ese era el problema. Su pecoso ya estaba pasando los cuatro años y ni una señal aparente de su dichoso kosei. Inko estaba a punto de entrar en la desesperación, con la culpa invadiendo desde la planta de sus pies hasta asfixiarla por el cuello. No podía con el peso de que era su responsabilidad que su niño no llegue a cumplir su sueño, porque ella no fue capaz de otorgarle una peculiaridad.

Los días pasaban y ninguna señal, se negaba a llegar al punto de tener que visitar a un medico. Ahí ya no tendría más dudas, ya no más excusas para si misma de la madre terrible que era. Claramente Izuku era consciente de su falta de peculiaridad, aunque él siga con la esperanza de tener uno, ella no dejaba de sentirse terrible por darle falsas ilusiones.

Reservo la cita con el doctor, con todo el dolor del mundo fingió una sonrisa ante su hijo, posponiendo a más no poder el evidente daño que provocaría en el pecoso. Izuku lo tomo como algo normal, después de todo seguía siendo un niño de cuatro años casi llegando a los cinco, esperaba que su gran positividad no se destruya con las simples palabras que se venían. Sin atreverse a ver esos grandes ojos llenos de ilusión, lo espero a un costado de la puerta para salir de su hogar.

- Izuku, cariño, vamos a llegar tarde.. - arrastro las palabras en voz baja, observando a su pequeño correr de aquí para allá.

Izuku paro en seco frente a ella, sus ojitos se empezaron a cristalizar por las lagrimas. Trago saliva conteniendo las propias, sus pensamientos negativos empezaban a hacer efecto.

- N-no encuentro mi muñeco de A-All Might - expresó con la voz temblorosa.

- Debe estar por aquí. Lo tenias cuando terminamos de cenar.

- ¡Si, p-pero..! - Izuku giro la cabeza, abriendo grande los ojos - ¡Ahí esta! - como por arte de magia, todo rastro de tristeza se esfumo de su rostro cuando diviso al dichoso muñeco en uno de los estantes del pasillo.

Inko suspiró aliviada, un problema menos. Negó con una sonrisa lista para tomarlo y entregárselo a su pequeño, alejando la negatividad por un momento de su mente.

De repente, el muñeco cayó de cara al suelo. Inko e Izuku se quedaron estáticos en su lugar ante la sorpresa, siendo el sonido del juguete chocar contra el suelo lo único que se podía oír en su hogar.

El asombro de Izuku desapareció al instante. Por inercia miro a su madre, ella utilizaba su Quirk muy poco para su gusto. No obstante, se alarmo ver cómo ella no salía del mismo estado en que se encontraba él hace unos segundos.

Inko por su parte estaba luchando con un sin fin de preguntas que bombardeaban su cabeza. Si hubiera sido ella, cosa que ya tenía descartada de ante mano porque en ningún momento atino a usar su Quirk, lo único que podía hacer con el era atraer las cosas a su persona usando como ancla su mano, también por eso no consideraba que su poder sea del todo la telequinesis. Pero en cambio, el juguete cayó en dirección al pecoso, del otro lado de donde ella se encontraba. Tampoco había forma de que caiga de la nada, no era científicamente posible si tenemos en cuenta la gravedad.

Entonces, su conclusión estaba a sus ojos, detrás del muñeco que yacía sobre el suelo: Izuku.

Al unir clavos, soltó un jadeó sin despegar la vista de los pares esmeralda idénticos a los suyos. Sentía como el pecho se le cerraba, el equilibrio de sus pies parecía fallar obligándola a sostenerse de las paredes a su al rededor.

Izuku se preocupo por la repentina actitud de su mamá, él estaba seguro que fue ella quien lo dejó caer. Pero su actuar lo estaba asustando un poco, no comprendía que llegó a hacer mal para que se ponga de esa forma.

- ¿M-mamá? - las lágrimas amenazaron con escaparse cuando las de su progenitora se le escabullían por las mejillas.

- I-Izuku.. tú...

A Inko no le salían las palabras, Izuku dejo salir un mar de lágrimas por la incertidumbre. Cuando su fue llanto elevado, la obligó a salir de su propio torbellino.

- ¡No, cariño! ¡No llores! - de un saltó se arrodilló ante el menor sosteniendo lo de los hombres mientras él quitaba inútilmente las gotas que parecían interminables.

- ¡N-no entiendo! - respiró entre cortado, apenas saliéndole las palabras - ¿Q-qué hice m-mal?

- Izuku - Inko lo llamó suavemente. Si quería que su pequeño se calme, tenía que hacerlo ella primero.

Sus ojitos verdes la vieron con ternura, estrujando su corazón. Con amor acunó el rostro contrarió, otorgándole una sonrisa que le transmitiera paz, calmando de a poco la respiración errática de Izuku.
Una vez que ya estaba más tranquilo, apunto al muñeco.

- Hazlo de nuevo - Izuku soltó un murmullo, confundido -. Ve el muñeco.

- ¿P-por qué?

- Inténtalo, por favor - suplicó con calma.

Izuku seguía dudando de la actitud de su madre, de igual forma confiaba en ella y no tenía razones para no hacerlo. Giro su cabeza en dirección al mini-All Might, resonando en su cabecita el hazlo de nuevo.

Lo vio como si estuviera esperando que cobrará vida o algo por el estilo. Y como por arte de magia, o peculiaridad, el muñeco se movió torpemente en su dirección, rodeado de un destelló color verde pareciendo ser la fuerza universal que lo llevaba hacia él. Un grito ahogado se le escapó del fondo de su garganta, fue él quien hizo eso, no su mamá.

- ¡Fui yo! ¡Lo atraje! ¡Mamá fui yo, tengo un Quirk! ¡¿Lo viste?! - apretó contra su pecho el muñeco sucumbido en la emoción. Su divagación se hubiera extendido mucho más al no ser por qué cuando se giro a la mayor, ella se encontraba tapando su rostro con ambos manos, escuchándose sollozos ahogados.

Inko lo hizo, le otorgó un Quirk a su pequeño. Cumplió su promesa y ahora su Izuku podría ser un héroe.

Se sintió satisfecha. Pero sobre todo, aliviada.

























...

holiss

estoy emocionada por esta historia, siempre me llamo la atención pensar en Izuku con el poder de su mamá. en sí por lo que conozco, no se sabe cómo tal si el poder de Inko es la telequinesis ya que ella no mostró mucho de este en la historia, pero parece que si por lo que se indica ( además que la telequinesis podría ser un derivado de su Quirk que el de ella se limita a atraer las cosas)

pero bueno, lo demás que podría llegar a decir se irá viendo en los siguientes capítulos.

por último, les informo que estoy en Ao3 como Tedefrutillitaizu.

ahora sí, nos vemos!!

• Saikiridian ● bnhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora