La misión de Kurenai había sido larga y agotadora, y el pequeño pueblo en el que se encontraba no le proporcionaba ninguna emoción.
Había completado la entrega con éxito y ahora no tenía nada más que hacer. Kurenai no podía evitar sentirse aburrida e inquieta. Las calles estaban vacías y el sol se estaba poniendo, arrojando un cálido resplandor sobre la ciudad. La atmósfera era pacífica, pero Kurenai ansiaba algo más.
Mientras caminaba por las calles vacías, no pudo evitar sentir un poco de emoción ante la idea de permitirse su fantasía secreta, pero también le provocó una oleada de culpa. Nunca le había contado a nadie sobre este deseo, ni siquiera a su esposo Asuma. Siempre le excitaba la idea de caminar desnuda, sin que nadie la notara.
Se susurró a sí misma, intentando racionalizar el pensamiento. "Sé que está mal, pero ¿qué daño podría hacer? Aquí nadie me conoce".
Como el pueblo era tan pequeño y estaba desierto, Kurenai se sintió lo suficientemente segura para llevar a cabo sus deseos.
Encontró un rincón escondido donde podía aplicar su genjutsu para volverse invisible a simple vista. Luego procedió a desvestirse, quitándose lentamente cada prenda de ropa con manos temblorosas. Su corazón latía aceleradamente por la anticipación, la culpa y la excitación.
Una vez que estuvo completamente desnuda, Kurenai salió a la calle, sintiendo una oleada de emoción y nerviosismo. La emoción de caminar desnuda en público era demasiado para resistir. La cálida brisa en su piel le provocó escalofríos en la columna vertebral mientras caminaba entre los civiles desprevenidos.
"No puedo creer que esté haciendo esto", pensó, tratando de alejar cualquier sentimiento de culpa que aún pudiera quedar. Pero la sensación de libertad y empoderamiento era innegable.
Sintió como si le hubieran quitado un peso de encima. Por una vez, pudo dejar atrás sus inhibiciones y actuar según sus deseos.
Mientras Kurenai regresaba a su habitación de hotel, no pudo evitar sentir una sensación de liberación y satisfacción.
La sensación de haber hecho algo tan tabú la había llenado de adrenalina. La culpa seguía ahí, pero por un breve momento, había escapado de las presiones de su vida cotidiana y se había entregado a sus deseos más profundos.
Mientras Kurenai estaba sentada, perdida en sus pensamientos, escuchó que alguien tocaba a la puerta de su habitación de hotel. Para su sorpresa, encontró a Naruto de pie en la puerta.
—¿Naruto? ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó ella, observando su imponente físico y los cambios que se habían producido en él durante los últimos tres años.
—Podría preguntarte lo mismo —respondió Naruto.
Kurenai le preguntó a Naruto cómo sabía en qué habitación de hotel se estaba quedando y qué lo había llevado a ese pueblo. En lugar de responder a su pregunta, Naruto le preguntó si podía entrar.
Kurenai pensó que lo mejor era dejarlo entrar, ya que hablar abiertamente de asuntos ninja era una tontería. Una vez dentro, Kurenai no pudo evitar sentir una mezcla de emociones cuando Naruto entró en su habitación de hotel.
"Es bueno verte de nuevo", dijo mirando alrededor de la habitación.
"Es bueno verte también", respondió Kurenai, sus ojos escaneando su forma musculosa, observando los cambios en su cuerpo desde la última vez que lo había visto.
"Has estado trabajando duro durante tu viaje de entrenamiento, ¿no?"
"Sí, ha sido duro", dijo Naruto mientras tomaba asiento. "Pero he aprendido mucho".
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Deseos exhibicionistas: El secreto prohibido de Kurenai
Roman d'amournaruto x kurenai