Acto 3: Viva la vida.

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Las horas pasaron y se hicieron las 12, todo parecía haberse estancado tan rápido como una alcantarilla mal hecha cuando hay ventarrón, solo un rayo de esperanza podría hacer que todo esto continue... o no, o si, nada más soy un narrador de intermedio.

Saray: Ejem, esto parece velorio.

Valeria: Todavía no, ¿encontraste algo allá afuera? Acá estamos estancados.

Saray: Busque bastante alrededor del edificio, pero, encontré un arma en la basura, la revise y está cargada, esto esta raro.

María: ¿Me la pasas un momento para verla?

Saray: Claro, tome.

María: Comida podrida, basura por aquí.... ¿y esto?

Demian: ¿Qué paso? ¿tiene algo?

María: El arma tiene restos de Anfetamina.

Demian: Interesante... muy interesante. Primero que nada, hay que mover el cuerpo, ya me esta empezando a incomodar tenerlo ahí.

Como si de un cerdo se tratara, la oficial y la forense movieron lentamente el cuerpo, aunque la fallecida portaba con un cuerpo delgado y esbelto, pesaba demasiado. Y como una extraña elección, dejaron el arma al lado del cuerpo luego de que se revisara, a petición del detective.

Valeria: ¿Y que hacemos ahora? Ya no tenemos nada donde ver, ni siquiera alguien para sospechar.

María: ¿Hasta acá llegamos entonces? ¿el arma no nos sirve?

Demian: Puede ser... Mmm, Valeria, ¿Hay alguien que haya visto a Ekaterina mañana haciendo algo poco usual?

Valeria: Déjame ver...ujum, el vecino de al lado sale a caminar en horas de la noche, dice que vio a Ekaterina botando basura anoche. Dice que es raro, ya que los apartamentos tienen servicio de limpieza y ella nunca había faltado a la hora en que llega.

Mikhael: Ekaterina siempre ha sido una persona aseada, jamás le ha gustado tirar la basura por cuenta propia.

Daniel: Confirmo, siempre hacia que yo la tirara, desgraciada.

Demian: Que raro...

María: Muy raro...

Valeria: Bastante raro. Hubiese podido ser ella quien tirara el arma en el contenedor de basura.

Demian: ...Oh, así que era eso, jeje. Ya se quien quería a Ekaterina dos metros bajo tierra.

Mikhael: ¿Enserio? ¿Tan de repente? Pero si estamos sin pistas ni nada.

Valeria: Explícate, no quiero volver a confiar en tus corazonadas.

Damián: Claro, claro, pero, antes que nada...

 ¿podrías bajar el arma?

Una victima, seis culpables.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora