Lucía:
Lucía se despertó temprano aquella mañana, con el corazón aún cargado por la conversación con Andrés la noche anterior. No había dormido bien; sus
pensamientos la había
mantenido despierta,recorriendo una y otra vez las palabras que intercambiaron bajo el frío aire de noviembre.Mientras se preparaba para ir al trabajo, el teléfono vibró en la mesa de la cocina. Era un mensaje de Daniela.
—¿Cómo estás? —preguntó Daniela, siempre directa pero con esa dulzura que la caracterizaba.
Lucía sonrió débilmente. Sabía que Daniela estaba pasando por sus propios problemas, pero aún así, siempre encontraba tiempo para preocuparse por ella.
—He estado mejor, —respondió Lucía, no queriendo profundizar demasiado. Hablé con Andrés anoche.
—¿Y? —Daniela respondió al instante, con esa curiosidad innata que siempre había tenido cuando se trataba de la vida amorosa de Lucía.
Lucía suspiró mientras se miraba en el espejo. Las ojeras bajo sus ojos eran un claro reflejo de su agitación interna.
—No lo sé. Sigo sintiendo que abrirme de nuevo es demasiado arriesgado. Pero él... parece tan seguro de que podemos hacer que funcione.
Un minuto después, otro mensaje de Daniela apareció en la pantalla.
—Entiendo cómo te sientes. Yo también pensé que podía arreglar las cosas con Javier, pero a veces las personas simplemente no cambian. Tienes que ser cuidadosa, Lucía.
El dolor detrás de esas palabras era palpable. Lucía sabía que Daniela estaba lidiando con mucho más de lo que dejaba ver. Decidió no insistir en el tema por el momento. Hablar de Andrés parecía trivial cuando su mejor amiga estaba luchando con sus propios demonios.
—Tienes razón, —respondió simplemente. Nos vemos después del trabajo.
Daniela:
Daniela dejó su teléfono sobre la cama y se quedó mirando el techo. Hablar con Lucía siempre la hacía sentirse un poco mejor, pero esa mañana, las sombras del pasado eran demasiado persistentes para ignorarlas. Javier. Su nombre seguía resonando en su mente como una vieja melodía que no podía quitarse de encima, por mucho que lo intentara.
Habían pasado semanas desde la última vez que lo había visto, y aún así, su presencia seguía impregnando cada rincón de su vida. Cada vez que se encontraba sola en su apartamento, podía sentir la ausencia de él como un vacío tangible. Pero lo que más le dolía no era su partida, sino la manera en que la había dejado.
—Nunca te amé de verdad, —había dicho él, con esa frialdad que todavía la hacía estremecerse al recordarlo. Eres buena persona, Daniela, pero... nunca sentí lo mismo que tú.
El desprecio de sus palabras había sido como una puñalada en su corazón, una que aún no terminaba de sanar. Daniela sabía que merecía algo mejor, alguien que realmente la valorara. Pero el amor no seguía las reglas de la lógica. Se enamoró de Javier, a pesar de todas las señales de advertencia, y ahora estaba pagando el precio.
Suspiró y se levantó de la cama. El trabajo la esperaba, y si había algo que había aprendido en los últimos meses, era que mantenerse ocupada era la única manera de sobrevivir al dolor.
Javier:
Javier, por su parte, caminaba por la ciudad con una resaca que lo atormentaba tanto física como emocionalmente. Había bebido más de la cuenta la noche anterior, tratando de ahogar la culpa que lo consumía cada vez que pensaba en Daniela.
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SOMBRAS DEL CORAZÓN
Random"Sombras del Corazón" sigue la vida de cuatro personas cuyas historias de amor y desamor se entrelazan en un caótico torbellino de emociones. Lucía intenta reconstruir su vida mientras enfrenta el retorno de un viejo amor, Andrés, pero el miedo a vo...