-Si leyeron en el apartado de "conversacion" puede que haigan leído, que la mayoría de mis historias terminan en muerte. Bueno posiblemente "Your boy or my boy? " probablemente no. Solo no se hagan de esperar que esta historia terminé en un pinchi final feliz.
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Como que somos TOP UNO EN #RUSAME??? 😭 Que felicidad, se los agradezco <3
Realmente es subnormal, la historia compite contra más historia de Rusame, realmente buenas y más famosas que esta historia, es surrealista... Gracias! <3
-Se imaginan que después de publicar esto bajemos de ranking?
....
La mañana después de la tensa confrontación entre Theodore y Nikolai, la casa seguía sumida en una calma incómoda. La luz matinal apenas se filtraba por las cortinas, iluminando la sala donde Theodore se sentaba, inmóvil.
El café en su taza ya estaba frío, pero sus manos aún lo sostenían como si fuera lo único que lo conectaba con la realidad.Texas, que lo había estado observando desde la cocina, decidió finalmente romper el silencio. Se acercó lentamente, cruzándose de brazos.
-Papá, ¿estás bien? -preguntó con cautela, su tono cargado de preocupación.
Theodore apenas levantó la mirada. En su interior, una tormenta de emociones lo desgarraba, pero su expresión permanecía imperturbable, fría.
-Estoy bien -dijo en un tono vacío, seco.
Texas frunció el ceño. Sabía que algo estaba mal, pero antes de que pudiera insistir, Arizona entró en la sala, llena de energía, con la esperanza de aligerar el ambiente.
-¡Vamos a hacer algo divertido hoy! -sugirió con una gran sonrisa, buscando distraerlo de lo que sea que estuviera pasando por su cabeza.
Theodore sintió un nudo en la garganta ante esa propuesta. Hacer algo "divertido" le sonaba absurdo. Toda su vida parecía ser una montaña de responsabilidades y decepciones. Miró a Arizona con una mezcla de irritación y fatiga.
-No ahora, Ariz -respondió, su tono casi cortante.
Desde la cocina, Miguel y Hana intercambiaban miradas preocupadas. Las risas y los intentos de suavizar la tensión habían fallado. El aire en la casa era denso, como si todos caminaran sobre una cuerda floja.
Texas, decidida a no dejarlo escapar tan fácilmente, se acercó más a su padre.
-Papá, no puedes seguir así -dijo con firmeza-. Necesitas hablar con alguien, despejarte, no puedes simplemente cargar con todo.
Theodore apretó la mandíbula, el fastidio burbujeaba dentro de él.
-¡Lo que necesito es que me dejen en paz! -explotó, levantándose bruscamente del sofá. La taza de café cayó al suelo, derramándose sobre la alfombra. Theodore no se molestó en mirarla, ni en disculparse. Salió de la casa sin decir una palabra más, su respiración agitada, sus pensamientos caóticos. Lo único en lo que podía pensar era en escapar.
