ℳ𝓇. 𝒟ℴ𝒸ℴ𝓉ℴ𝓇
Do you like to suffer?¿Era cansando ir de hospital en hospital? Por supuesto, era lo más tedioso que experimentaba en su vida desde que perdió su asiento. De hecho ahora mismo iba en camino a otro, con el corazón en las manos temblorosas, con ojeras debajo de sus ojos, y con una cara de amargado a kilómetros. Ya era costumbre, casi siempre lo había sido, ¿casi? Si, casi.
La vida es una carrera llena de sorpresas, con obstáculos difíciles de atravesar y alguna que otra trampa, también situaciones mortales, llena de banderas rojas...le gustaba pensar que todo era una carrera, que algún otro piloto había impactado cerca de él y era por eso que la estaba pasando tan mal, atravesando los escombros que aquel mal nacido había dejado y no había recogido.
Era frustrante escuchar el silencio de la camioneta, así que sin más bajo el vidrio de la camioneta en busca de aire fresco y libre de toxinas que tenían los hospitales, era irónico, porque al hospital que iba estaba en el bosque, totalmente rodeado de árboles, flores, naturaleza en si, y aire puro, aire puro que a él le encantaba. También el viento, le fascinaba el viento que corría por aquellas montañas impactando en su cara o lo poco que salía de ella por la ventana, le recordaba a las carreras, le recordaba sentirse vivo, como cuando corría a un promedio de 335 kilómetros por hora, y las fuerzas g impactaban en el.
La camioneta se detuvo, en el lugar justo que pensaba que sería, o se parecería, un lugar pintando de blanco por fuera y también por dentro, no era ni necesario entrar para saber de que color estaba pintado.
¿Qué hacía ahí? Eso era lo que el se preguntaba, tenía nombre su razón de estar ahí. Leucemia, era la leucemia la que lo tenía ahí, aprisionado sin poder correr. Sufriendo en todos los hospitales a los que asistía, siempre acompañado de los hematomas en la piel si no sabían cómo sacarle sangre, de las agujas, de las pastillas, jarabes, sueros la mayoría de las veces.
El silencio aún permanecía, ya no estaba en la camioneta, ahora estaba otra vez en una habitación blanca, con una ventana, televisor, revistas, libros y una camilla, odiaba las camillas, eran duras e incómodas. Ah y por cierto, una estúpida silla de ruedas que le impedía levantarse por su propia cuenta, como si se fuera a romper.
—¿Puede subir a la camilla? —voz amable, otro enfermero que trataba de ser lo más amable y tener "lástima" por el.
—Puedo caminar de hecho —aclaró. Levantándose de la silla sin ningún tipo de esfuerzo, dentándose nuevamente en la camilla, sabiendo que tal vez lo siguiente sería que le colocaran un suero y le sacaran sangre.
¿Era ese pobre inocente el culpable para descargar su enojo? No.
—Oh. Me alegro mucho, el médico vendrá en cuanto pueda, puede disfrutar su estancia, si así lo desea puede salir al patio o más haya —
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ℳ𝓇. 𝒟ℴ𝒸𝓉ℴ𝓇
FanfictionEl odiaba los hospitales, aborrecía cada parte de ellos. Sin embargo, el...el era médico, que ante palabras de cualquiera sería un "salvador" ante palabras de ese paciente en específico era alguien a quien le gustaba "ver el sufrimiento" de los demá...