Capítulo 24

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No podía creerme que la hubiera dejado ahí. Hacía tanto tiempo que no me alaciaba el cabello... la última vez que lo hice, estaba en la habitación de Brody, ya que tenía muchos enchufes, ¡y me había dejado la plancha ahí!

Después de la escena de la cocina, me encantaría no volver a verlo hasta la cena. Pero en fin, esto no es una película de Hollywood, aquí "mis sueños no se hacen realidad", y mientras pensaba toda esa parrafada, me fui encaminando hacia su puerta.

Llamé tímidamente.

-¡Pasa!-ordenó desde dentro.

Abrí la puerta con lentitud y entré. Brody estaba frente al espejo, intentando anudarse la corbata.

Se volvió hacia mí.

OH

POR

DIOS

¡Estaba más guapo que de lo usual! Se había peinado como un modelo de esas revistas que están por todas partes, usaba un traje negro y elegante y su mirada penetrante no ayudaba en lo mínimo para que apartara la mía. Desde donde estaba, alcanzaba a oler su colonia. De repente, me sentí desnuda frente a él, con mi infantil vestido azul puesto, mi maquillaje hecho con rapidez y ni siquiera estaba usando zapatos.

Se volvió hacia mí, y su expresión mostraba tal decepción que mi estómago se sacudió.

Se cruzó de brazos, y tensó la mandíbula.

-¿Sí?-preguntó serio.

La corbata aún colgaba desatada de su cuello. Y yo no sentía las palabras.

-Yo... la... mi plancha...-balbuceé, sin poder apartar la vista de él.

Frunció el ceño, antes de responder.

Se dirigió a uno de sus cajones y sacó el pequeño aparato. Me lo tendió, sin mirarme siquiera.

—Toma, descuidada. —lo susurró tan bajo que apenas pude escucharlo.

La tomé, y la apreté contra mi pecho, mordiendo mi labio. Me miró fijamente, esperando que me marchara. Pero no sentía los pies...

—¿Brody? —arqueó una ceja, y tensó la mandíbula. —Así no se atan las corbatas.

Dejé mi plancha sobre la cama, y me acerqué a él. Posé mis dedos sobre su corbata, sintiendo su respiración lenta sobre ellos. La anudé con los dedos temblorosos. Me sorprendía que aún recordara cómo hacerlo. No apartó la vista de mí, y yo no aparté la vista de la corbata.

Terminé, y retrocedí con brusquedad. Estábamos demasiado cerca, y mi respiración se había agitado.

Me sonrió, fríamente.

—Sabía cómo hacerlo, gracias. —y después señaló a la puerta.

Volví a morderme el labio.

—Vale. —tomé mi plancha de la cama.

Lo miré fijamente a los ojos unos instantes antes de marcharme.

Me detuve en la puerta, y sujeté el pomo, examinando la habitación. Brody había vuelto al espejo, a terminar de acomodar su cabello, y entonces descubrí qué era lo que me parecía diferente de la habitación.

Nuestra foto ya no estaba en su escritorio.

Miré largamente al espejo mi obra de arte. Y es que puedo apostar a que nunca he quedado mejor. Después de mi visita a la habitación de Brody, decidí volver a la mía y comenzar de nuevo. Al menos, mi maquillaje. Y descubrí todas las maravillas que puede hacer.

No es sólo un hermano♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora