"Algo mas que besos"

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Ya en el auto, yo iba manejando y Cori al lado mío. Mientras yo manejaba, ella puso su mano en mi pierna y me miró sonriente. Yo también la miré y sonreí.

-Está haciendo calor- me dice Cori.

-El aire está encendido- le digo y ella me vuelve a ver.

-Pero aún así está caliente- aprieta más su mano.

-Si quieres, bajamos las ventanas del auto- le digo. Ella me mira indignada.

-Está bien, bájalas- yo la miro y las bajo.

Después de unos cuantos minutos, llegamos a la casa de Edmundo. Estacioné el carro y, antes de bajarse, Cori me dio un beso fugaz y yo no supe cómo reaccionar. Bajé del auto y entré a la casa.

-Buenas tardes- dije al entrar.

-Buenas tardes, señorita Daniela- vi a Edmundo y lo abracé.

-¿Cómo estás?- pregunté.

-Genial, ¿y tú?-

-Ya estoy mejor, la compañía de María me ha ayudado bastante- le respondí.

-Qué bien-

-¿Sabes dónde está ella?- dije, ya que desde que bajó del carro la perdí de vista.

-Sí, subió a mi oficina porque tiene una entrevista. Si quieres, la puedes ir a ver, pero en silencio- me dijo.

-Está bien, muchas gracias- subí a la oficina y abrí la puerta con cuidado de no hacer ruido.

Ella me vio y me saludó moviendo la mano. Yo le sonreí, me senté en el sillón que estaba frente a ella y vi su facilidad al hablar francés.

-Laissant de côté les questions formelles, êtes-vous mariée ?- preguntó el entrevistador, y ella me volteó a ver.

-Oui, je suis mariée- dijo ella, y yo me sorprendí.

-Combien d'enfants as-tu ?-

-J'ai trois enfants- dijo ella, yo ya eso lo sabía.

-Quelle est votre relation avec Edmundo ?-

-Edmundo est un grand ami, mon collègue- sonrió.

-Parfaite, María, ce fut un plaisir de partager ce moment avec toi- dijo el entrevistador, ya despidiéndose.

-Merci beaucoup, Monsieur Diego, ce fut un plaisir- dijo ella.

-Au revoir- se despidió.

Ella salió de la entrevista y me vio. Yo me acerqué, pero me quedé un poco lejos.

-¿Estás casada?- pregunté yo, con miedo a su respuesta. Ella me miró y se empezó a reír.

-Nooo, obviamente no, pero siempre me gusta decir que sí lo estoy porque hay muchas personas que quieren conmigo-

-Me asustaste, ya estaba preocupada- me senté en el escritorio.

-Te ves muy linda hoy- me dijo y se acercó a mí. Yo me sentí mejor y abracé su cadera con mis piernas.

-Tu también te vez muy linda hoy, me gusta como te queda el azul, y ese escote se te ve genial- pongo mis manos en sus hombros y ella pone sus manos en mis piernas mientras las mueve, ella acerca su cara a la mía y me da un beso, yo tomo su cara con mis dos manos y profundizó el beso, su lengua pide permiso para entrar en mi boca y yo lo acepto, nuestras lenguas danzaban en perfecta sincronización, sus manos se aferraron fuerte a mi cintura y yo solté un jadeo que fue ahogado por sus besos.

-Deberíamos de ponerle seguro a la puerta- dice ella separándose del beso

Yo me bajo del escritorio y me dirigí a la puerta para ponerle seguro, ella se acercó a mi y me aprisiona contra la puerta, me besa el cuello, dejando marcas notables, hace que me volteé y me da un fujoso beso mientras mete sus manos dentro de mi blusa, yo suelto pequeños jadeos, toma mi blusa subiéndola dejandome en el sostén negro de encaje, ella masajea más pechos por encima del sostén, yo bajo mi mano en dirección a su pantalón de vestir color blanco,de un hábil movimiento me tira al sillón que esta a nuestro lado, yo quedo debajo de ella y me vuelve a besar. Mis manos viajan por su espalda hasta llegar a sus nalgas, las aprieto y ella suelta un gemido que hace que mi piel se erice, nos separamos del beso y baja sus manos a mi pantalón, quita los botones al igual que el cierre, saca por completo mi pantalón dejándome solamente en ropa interior.

-El negro te queda tan bien-

Yo me giro con ella y caemos al piso, no fue un gran golpe ya que el sillón no era tan alto. En el piso yo quedo arriba de ella con mis piernas a cada lado, bajo mis manos a su pantalón y lo quito, me quedo viendo sus perfectas caderas decoradas con una hermosa braga de encaje blanco, la miro y ella se sonroja, yo me acerco y le doy un beso.

-Te vez perfecta- le susurro en su oído

Agarro su blusa y se la quito, su sostén también era blanco, lleve mis manos hacia su espalda quitando el sostén, sus pecho perfectamente redondos quedaron al aire, yo los tomé en mis manos y empecé a masajearlos, ella gemia y pedía más.

~Mmm... Dani te necesito tanto~

Me acerque a su boca y le di un beso, después baje por su cuello y deje marcas, baje dejando besos hasta llegar a sus pechos, tome uno entre mi boca y lo empecé a chupar, el otro lo atendía mi mano, ella empezó a mover su cadera necesitada, baje dejando besos sobre su abdomen, hasta llegar a sus bragas, roce su centro por encima de las bragas y pude sentir su humedad.

-estas muy húmeda-

~deja de hablar y meteme los dedos~

Sonreí debido a lo que dijo y quite sus bragas, mis dedos empezaron a masajear su clitoris, ella tomó mis dedos y los bajo más, yo entendí la referencia y metí mis dedos en mi boca y los chupe, luego los llevé directamente a su centro y la penetre, ella arqueo su espalda y soltó un gemido, subí y la bese mientras mis dedos se movían perfectamente dentro de ella, pude sentir como todo dentro de ella se contrajo.

~~Ahh si, justo ahí~ note que estaba tocando su punto G

Golpee con más fuerza en ese punto y podía sentir como ya se iba a correr, empecé a mover mis dedos con más fuerza, y sentí como ella llegó al clímax.

Subí y la bese, saqué mis dedos de ella y debido a la acción ella jadeo en protesta, lleve mis dedos a mi boca con sus flujos y los chupe.

Ella temblaba debido a los espamos que le había provocado el orgasmo.

Después de ese grandioso y fujoso encuentro, bajamos donde estaban los demás.

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Libertad-María Corina Machado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora