11 - Stress

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Estudiar te jodía la cabeza, trabajar te jodía la cabeza y los ánimos, estudiar y trabajar te jodía todo

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Estudiar te jodía la cabeza, trabajar te jodía la cabeza y los ánimos, estudiar y trabajar te jodía todo.

En un restaurante popular siempre hay gente la cual no está del todo satisfecha con las comidas, atenciones o precios a pesar de que estos son de buenísima calidad, siempre hay personas que ven a los empleados como máquinas creyendo que pueden pedir, molestarse, insultarnos o hacernos dar miles de vueltas solo para complacerlos.

Esas personas eran la única razón por la que no amaba al cien por ciento trabajar como mesero.

Diez de la noche, caminaba por las calles del vecindario, hacía un frío de mierda y yo solamente traía una camiseta blanca, debí hacerle caso a Beomgyu cuando me dijo que habría frío más tarde. Crucé calles y casas, tratando de saludar amablemente a los vecinos que me daban las buenas noches pero era realmente difícil cuando tenía un estrés enorme.

En verdad espero no desquitar mi estrés con Harry, odiaría hacerle daño.

Con la mano temblorosa giré el pomo de la puerta y me adentré a mi cálido hogar, hace una hora que debía estar aquí pero me aumentaron una hora más de trabajo prometiendome que me aumentarían el sueldo. Dejé mi mochila en el suelo apenas entré, las luces de la sala estaban encendidas pero no veía a Harry, supongo que ya está durmiendo.

Caminé hacia la cocina y me serví un vaso con agua, tragué de esta lentamente tratando de desaparecer mi estrés.

—¿Por qué volviste tarde?

Agradecía qué ya había acabado el agua cuando Harry habló ya que su repentina voz me asustó y si tuviera el agua en mi boca estaba seguro de que me hubiera atragantado con esta.

—Me aumentaron una hora porque un empresario llegó al restaurante, el jefe dijo que debíamos atenderlo de la mejor manera— dije rodando los ojos.

Hazz estaba sentado en el sillón, me veía con ojos adormilados, traía un suéter gris con su gorro puesto, eso hizo que sus cabellos no se despeinaran. Él se levantó muy lentamente y caminó hacia mí igual de lento, abrí mis brazos esperando lo que ya era común para nosotros, un cariñoso abrazo después de un día sin vernos.

Tal vez dramatizamos un poco pero bueno, eran lindos sus abrazos.

—Te ves cansado— susurró con su mejilla en mi hombro.

—Digo lo mismo de tí, debiste ir a la habitación— tomé sus mejillas y las apreté haciendo que sus labios se parezcan a los de un pato. Él rió ante eso.

Me miró con sus ojos curiosos pensando quién sabe qué, a veces me gustaría estar en su cabeza para comprender que es lo que piensa, que es lo que siente, a que le tiene miedo y estar preparado para saber que hacer cuando él se sienta mal.

Se había vuelto mi prioridad sin darme cuenta.

Caminó de espaldas con sus manos sobre las mías tratándome de decir que lo siga sin quitar mis manos de su rostro y así lo hice, él caminaba tratando de no tropezar y abrió con cierta dificultad la puerta. Después de la primera noche que dormimos juntos no pudimos hacerlo separados, ambos sentíamos esa sensación de vacío cuando nos metimos entre las suaves sábanas. Decidimos dormir en una misma habitación, optamos por la mía ya que era unos cuantos metros más grande y cabía con mayor facilidad su cama ya que se nos ocurrió pegar ambas camas para formar una más grande y cómoda.

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⏰ Última actualización: Aug 15 ⏰

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