PROLOGO

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—Dime que no es verdad—lanzo la noto sobre la mesa—Dime que es mentira, después de todo creí que ...

—¿Creíste que? Que te amaría, sabias como era esto, sabias que sería un matrimonio para dejar descansar el alma de papa, pero solo eso, cumplí mi palabra, no mi hermano fui yo—los ojos de Cristel ardían por derramar aquellas lagrimas—Yo nunca te voy amar.

No sabía que dolía mas, la cruda verdad de que él se miraba feliz en los brazos de alguien más, o simplemente saber que el jamás hizo en intento de amarla, de conocerla.

—Mi padre te acogió en nuestra casa, y solo hizo para asegurarse que tendrías un hogar, bien te lo di.

—Tres años.

—Suficientes, te daré lo que necesitas—se aferró aquel vestido disimulando la fuerza de apretarlo. —Los papeles del divorcio...

—No puedes hablar enserio Hazel, yo...

—Ella no va esperar por siempre, ha regresado después de todo la deje para casarme contigo.

—Y ahora me dejas por ir por ella.

Hazel se puso de pie, tomo la servilleta y se limpió la boca, quería que esta cena fuera cordial, pero ella lo estaba poniendo difícil. Le dolía romperle el corazón, pero también deseaba su propia felicidad, su padre había muerto, su hermano huyo como un cobarde, tuvo que hacerse cargo de todo, y aceptar casarse con ella.

Ahora debía revelarse la verdad que solo lo hizo por su padre.

—todo fue mentira, nunca sentiste nada por mí—el guardo silencio. —Por eso nunca me buscaba para intimar, debía ser yo la que te buscara.

—Cristel...

—¡No! No te atrevas a cercarse más a mí, tres años que me dabas largas, pero ahora entiendo, solo jugaste conmigo, solo...Dios te burlaste de mí.

—Las cosas no fueron así, solo quería darte un hogar, por mi padre.

—Hubiera sido más fácil que no lo hicieras, que no me ilusionaras, Maik al menos fue sincero conmigo, pero tu...Tu —movió sus manos con exageración. —Desde cuándo, dime. Tengo derecho a saberlo desde cuándo.

—No viene al caso.

—Claro que viene al caso, he servido esta casa, te he calentado la comida, te he lavado la ropa, jamás te ha faltado ni una atención para ti, incluso hice aun lado mis prioridades por atender esta casa.

—Así lo quisiste tu—declaro el hombre rompiéndole más el corazón.

Cristel sintió como si le golpearan el estómago, él fue un desgraciado con ella.

—Jamás te lo pedí.

—Porque quería tener detalles contigo, no me costaba nada, aprendí a sentir cosas por ti, amarte, pero no fue reciproco. Pero tu ...Tu lo aceptabas, hubieras dicho que no era necesario, pero me dejabas hacerlo.

—Que más quieres de mi Cristel, lo siento yo...

—¡Soy tu esposa! Maldito desgraciado infeliz de mierda—reclamo la mujer lanzándole todo lo que había en la mesa—Esa que te esperaba con ansias en regresar, deseando un abrazo tuyo, un afecto, deseando que me ames. ¡Porque!

—Ella es el amor de mi vida—cristal limpio aquella lagrima salir de su ojo.

—Y eso no te importo acostarte conmigo, la amabas como dices, pero me tocabas, desgraciado.

—Cristel.

—¡Te odiare! Escúchame bien, vas hacer que te odie con toda mi alma.

Era suficiente para engañarse a sí misma, él no iba a cambiar de postura, tres años que fue un engaño, él fue quien le pidió matrimonio, él fue quien dijo que la quería y que la llegaría amar, él fue quien hizo todo esto.

Dudo al principio, pero acepto hacer su esposa, todo parecía tan real, y como era con ella, mentiras y mentiras.

—Cristel...

—No quiero verte—espeto ella llena de coraje, no por el sino por ella. —No...No quiero verte.

—Espera, Cristel—la tomo del brazo.

—Te acostaste con ella, dímelo, lo hiciste—pregunto ella sin dejar de ver los ojos de su esposo—Claro, suéltame.

—Las cosas no deberían ser así.

—Lo son, desgraciadamente para mí lo son has puesto los puntos claros, incluso el divorcio justo hoy, debía ser hoy bien ya no importa nada.

Hazel la vio alejarse de aquel comedor, había sido un idiota, pero el regreso de Esther le había removido tantas cosas, había caído en la tentación, no podía seguir con esto, sabía que le había fallado a su padre, a Cristel, ella no merecía esto, pero estaba hecho.

La mujer miro su habitación, le pareció tan vacía, más que otros días, tal vez por descubrir sus sospechas, el instinto de mujer nunca se equivoca.

Esa noche no pudo dormir, no podía hacerlo, Hazel jamás la iba amar, jamás le daría su corazón, que haría en esta casa, era mejor irse desparecer donde nadie la conociera, una nueva vida.

Siempre fue su hogar, y james pensó desprenderse de ello.

Limpio sus lágrimas, el no merecía su llanto, menos que tenía motivos, tomo su bolsa, abrió el cajón tomando su pasaporte y un poco de dinero en efectivo, no iba a quedarse en esta casa, o ver que traía a esa mujer quien sería la señora y la esposa.

Ella jamás fue su esposa, y nunca lo seria.

Salió de su habitación, con el corazón herido, y vio los papeles en la mesa, sonrió con ironía a ver la solicitud de divorcio, tan fácil era todo esto, tan rápido lo planeo.

Busco entre su bolsa una pluma con que firmar, cuando la punta de aquella pluma toco el papel su mano tembló.

No había marcha atrás estaba hecho.

Dejo una nota "Ella será tu ruina como una vez lo fue, aun así, te deseo lo mejor"

Así como llegó a sus vidas siendo una niña, se fue sin dejar un rastro.



ACTUALIZACIONES SOLO FIN DE SEMANA.

No soy tu EsposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora