No era solo amar, era entregarle mi vida entera, nunca quise culpar sobre mi pasado lleno de odio y de alguna que otra ausencia, esto provoca una vehemencia tan insólita que el deseo de salir de mi extravagante mundo se volvió interesante, porque el miedo se aprovechaba de mi en esos instantes de soledad y dolor ignorado, que de alguna manera me convertían en algo insignificante con heridas profundas que sangraban cada vez peor, pero aunque perdía el control de mi desespero por respirar bien y por no hacer ruido de mis sollozos gritos cerrados, siempre podía terminar acariciando mi corazón derecho lleno de pelos color blanco y algunas veces gris que recostaba sobre mi pecho con sus bigotes que me daban paz y tranquilidad para despertar el día siguiente.
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Mi corazón reflejado en papel
RandomCartas hechas a seres que amo o creí amar, amores desde mis seis años.