7. déjame verte

187 14 26
                                    

"Pues eso". Se limitó a responder, sintiendo el calor subiendo por sus mejillas.

"Martin...".

"No pasa nada, estoy bien". Justificó. "Fue hace años, iba borracho y se disculpó, todo está solucionado".

"¿Lo sabe Álex?" La pregunta sonó tan seria que Martin tuvo que obligarse a mirarlo.

"No, no lo sabe". Confesó.

"¿Cuántos años tenías?".

Y esta vez, Martin no le reprochó por hacer tantas preguntas. Estaba dispuesto a contestar todo porque sentía que le debía algo por haber jodido el momento. "Fue justo en mi cumpleaños número seis".

"Por Dios, Martin, eso es horrible. No te merecías eso".

"No fue para tanto".

Ahí estaba. El Martin que defendía a todo el mundo sin importar el daño recibido. Todos le decían que era muy empático y que acabaría mal, pero no les hizo caso. La psicóloga del colegio le dijo que no debía justificar las acciones de su padre, no solo esa en concreto. Porque sí, había más cosas que nadie sabía. Ni siquiera su propio hermano. Cosas por las que se había pasado noches enteras llorando.

"Explícame como fue".

"Vale, eso que me estás pidiendo es más difícil". Intentó negarse. "Fue hace diez años, ni siquiera me acuerdo bien".

"Estoy seguro de qué aún te acuerdas de ese día".

Silencio. Lo había pillado.

"Pues tenme paciencia, que esto me va a costar".

"Vale".

"Puede ser que empiece a llorar".

"No importa".

No llores. No llores. No llores.

Se bajó como pudo del escritorio y caminó lentamente hacia la cama, seguido por Juanjo. Una vez sentados, Martin tomó una bocanada de aire antes de hablar.

"Se había ido toda la familia. Mamá los invitó para que celebráramos mi cumpleaños. Papá llegó a la noche cuando ya no había nadie en casa, apestando a alcohol y con una botella de cristal en la mano. No sé de qué mierdas era". Hizo una breve pausa, mirando a la cama. De repente notó la mano de Juanjo en su hombro, invitándole a seguir. "Me llevó a su habitación porque según él quería darme un regalo, así que yo le seguí ilusionado. Cerró la puerta con pestillo y me dijo que si gritaba sería un niño malo y que no le volvería a ver jamás. Me hizo de todo ahí dentro. He sido incapaz de entrar a esa habitación desde entonces". Sus ojos llenos de lágrimas lo delataban, confirmando que realmente nunca superó esa escena.

Juanjo lo abrazó en el instante que vio sus ojos llorosos. Él siendo un poco gato, abrazando a alguien a quien le agobia el contacto físico. Martin se resguardó en sus brazos, sintiéndose otra vez aquel niño pequeño que nunca llegó a ser al completo.

"Todo va a ir bien, Martin, te lo prometo".

Se permitió llorar un poco más fuerte, soltando las lágrimas que había estado reteniendo tanto tiempo. Con Juanjo, el amigo de su hermano mayor quién se ha preocupado más por él que algunos de sus amigos en años.

"A los meses después Alex se escapó de casa para irse a vivir con los abuelos. Me lo confesó la noche anterior. Mis padres le trataban mal y pasaban de él, por lo que decidió irse. A mí me preguntó si quería irme con él, que si me hacían algo. Y yo le dije que no, que conmigo eran padres ejemplares. Cuando se fue ni se molestaron en buscarle, prefirieron culparme a mí".

El maño se quedó en silencio asimilando toda la información recibida. Era todo muy injusto, ningún niño merece tener padres así. Martin se merece que lo quieran, que lo mimen que le hagan reír. No que abusaran de él física y mentalmente.

Se quedó en silencio un poco más hasta que notó que el menor volvía a llorar, esta vez aún más fuerte. Notaba las manos contrarias apretar con fuerza la tela de su camiseta y su cuello empapado de lágrimas, pero lo daba totalmente igual. Se limitó a acariciarle la espalda mientras le decía palabras reconfortantes, buscando su estabilidad.

"Lo siento tanto...". Lo interrumpió, aferrándose a él un poco más fuerte. "No quería joder el momento, de verdad".

A Juanjo se le partió el corazón en pedazos. "No te disculpes".

Se mantuvieron abrazados un buen rato más, siendo los sollozos de Martin y los susurros de Juanjo lo único que resonaba en aquella habitación.

Finalmente, se separaron, mirándose a los ojos. Un aura de tranquilidad inexplicable los rodeaba, aislándolos del alrededor.

"Escúchame. Si alguien te vuelve a poner un solo dedo encima quiero que me llames, ¿vale? Quiero hacer las cosas bien contigo".

Martin asintió, cerrando los ojos ante lo abrumadoras que sonaron sus palabras. Sus ojos humedeciéndose cuando nota a Juanjo dejar un beso en su frente para que después le quite las lágrimas él mismo.

"Déjame verte, Martin".

____________________________

Este capítulo es, más que nada, para que tengan sentido algunos de los comportamientos de martinfic.

Quizá tarde en actualizar un poco. O quizá no, no lo sé. Pero yo aviso por si acaso.

Es él Donde viven las historias. Descúbrelo ahora