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NUEVA YORK, 8:30 DE LA NOCHE
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Entre a la casa que compartía con mi tía, una vez adentro deje unas bolsas con la poca despensa que fui a comprar, en la barra de la cocina.

-Tía, ya vine- grité por las escaleras para que mi tía me oyera y vinieran hacia mi llamado.

Al ver que no venía camine hacia su recámara para poder ir a verla, cuando entre a su recámara vi a mi tía tirada en su cama.

-Tía-dije apenas en un susurro, al no tener respuesta a mi llamado, me acerque lentamente-¿Tía?-dije ya preocupada al ver que no reacciona, me puse a su lado de su cuerpo y cheque si respiraba-Tía no por favor, tú no-dije con lágrimas y desesperación, cuando vi que mi tía había muerto

Volte a cada lado del piso y vi un frasco de pastillas abierto, y regado abajo de su cama, lo agarre con pánico y lo cheque el nombre, tenía un nombre raro y me acordé de que mi tía nunca le recetaron esas pastillas. Me levanté con brusquedad y me dirigí hacia mi bolsa para sacar mi teléfono, nerviosa empecé a marcar torpemente el número de emergencia.

-Por favor vengan al edificio Welbur departamento 112-dije desesperada-Mi tía, creo que, está muerta.

Sin más colgué y corrí de nuevo hacia mi tía para darle el último abrazo que podíamos tener esa noche, en un rato la ambulancia llegó y más personas que ayudaron. Una enfermera me dijo que mi Tía tenía marcas en su cuerpo, estaba muy confundida.

-¿Segura de lo que dijo?-dije mientras veía el cuerpo, luego ella asintió muy firme y sin más se fue en la ambulancia, agarre mis llaves de mi coche para ir a ver el cuerpo de mi tía en la morgue, ya que tenía marcas en su cuerpo.

-¿Segura que fue un suicidio?-dijo el señor que trabajaba hay-o no sufría un trastorno para dejarse esas marcas.

-no creo que fue un suicidio y ella era una persona más pacífica que conozco-dije mientras veía las marcas que tenía en su cuello y brazos.

Después de un rato llego un policía y me dijo que si podíamos hablar en un lugar más privado, con mucha duda asentí y me dirigió a un pasillo más solo.

-Quiero que me diga como paso-dijo el oficial para luego sacar una libretita y su lapicero.

-Bueno yo había llegado a la casa-dije mientras recordaba todo-deje las cosas que compré y estaba llamando a mi tía, pero no contestaba así que subí a su recámara, cuando llegue la encontré en su cama acostada, pensé que estaba dormida, pero cuando la llamé no me respondió-dije y cada vez que decía cada palabra se me hacía un nudo en la garganta-así que me acerque para checarla y vi que no respiraba, llame a emergencia-dije mientras el señor tomaba nota-Y una enfermera me dijo que tenía moretones en su cuerpo.

-Mire señorita Eleonor, a veces las personas suelen tener a hacerse autolesione-dijo el señor.

-Pero ella no era así, alguien la mato-dije ya algo desesperada-aparte el frasco de patilla no era de ella.

-Mire, señorita, vamos a hacer lo posible para saber qué le paso a su tía, mientras tanto valla a su casa y descanse-dijo el señor con una calma que me desespero.

En mi mente no podía dejar de pasar el momento exacto cuando me dijeron que mi tía tenía moretones en su cuerpo, así que decidí sacar mis propias conclusiones y llegar a un culpable. Lo difícil va a ser estar en este país donde todos me tienen en su mira y si se llegan a enterar de que estoy haciendo mi propia investigación, hasta el mismo asesino me buscará para que no puedo sacar la verdad.

☆𝚂𝙰𝚃𝚄𝚁𝙽𝙾☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora