# 𝐄𝐒𝐂𝐄𝐍𝐀𝐑𝐈𝐎𝐒!
✧ ▬▬ itzy; love, angst,
sad, cute scenarios.
❨ itzy x fem and male oc! ❩
━━ 𝐒𝐔𝐌𝐌𝐀𝐑𝐘 . . . ━━
𝗗𝗢𝗡𝗗𝗘 escribo y traduzco
historias sobre el grupo
femenino itzy. Espero
que te diviertas y ames
este mundo de imaginaci...
No te gustaba quejarte. No eras de esas personas que decían "no", especialmente cuando conocías a la persona lo suficientemente bien como para sentirte responsable por su bienestar. Desde pequeña, te había costado decir que no. Era como si decepcionar a los demás te destrozara por dentro, como si cargar con las expectativas ajenas fuera algo que habías aprendido a soportar sin rechistar. Y con los años, ese rasgo solo se había fortalecido.
Incluso cuando comenzaste a trabajar, esa sensación te siguió como una sombra. Era difícil, claro, pero había algo gratificante en saber que habías hecho un buen trabajo o que la vida de alguien mejoraba gracias a tu esfuerzo. El cansancio valía la pena si, al final del día, podías decir que habías hecho algo útil.
Eso era algo que Ryujin amaba de ti. Eras su pequeña fuerza imparable, siempre dispuesta a dar lo mejor de ti, a estar para los demás. Sin embargo, había días en que Ryujin no podía evitar preocuparse. Días en los que la luz amable en tus ojos se apagaba, reemplazada por las sombras de ojeras y una aura de agotamiento que te envolvía por completo. Y aunque admiraba tu fuerza, Ryujin también podía ver cuándo empezaba a pasarte factura.
Hoy había sido uno de esos días.
El trabajo te había consumido más de lo habitual. Tu jefe te cargó con más tareas de las que humanamente podrías completar en un solo día, y tus compañeros, siempre dispuestos a aprovecharse de tu amabilidad, te dejaron sola en la oficina, lidiando con el caos que ellos mismos habían creado. Sentada frente a tu computadora, tus dedos apenas podían moverse sobre el teclado. Los informes pendientes te aplastaban, y tus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mientras la frustración y el cansancio te invadían.
Fue entonces cuando tu teléfono sonó.
Lo miraste, sintiendo cómo la presión en tu pecho se intensificaba ¿Quién se atrevería a molestarte ahora, justo en este momento de agotamiento absoluto?
— ¿Qué...? — Susurraste en el teléfono.
Una risa suave y familiar resonó al otro lado de la línea, y tu corazón, que había estado acelerado por la frustración, se detuvo un segundo antes de que el alivio te inundara.
