Capítulo: 07

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Aun estando en la ilusión, sentía la gravedad de este mundo. Estos seres se reprodujeron, hasta que empezaron a surgir seres pensantes que lograron cambiar todo el ecosistema a su favor.

Otras razas en el universo, sin piedad, venían a arrasar con la avanzada tecnología de los kryptonianos.

Durante este tiempo, los seres vivos, ahora proclamándose como Krypton, se alzaron a la cima, creando un imperio estelar.

Itachi no podía creer lo que estaba observando. Vio cómo mejoraron tanto sus genes que fueron considerados verdaderos dioses.

Miles de años más tarde, dioses de otros mundos planearon un complot para destruir a Krypton desde adentro.

Sin que nadie se diera cuenta, lentamente, esta raza comenzó a decaer con una baja tasa de natalidad.

Durante años, los mejores científicos investigaron hasta encontrar la herramienta más solicitada para el ejército y las familias de Krypton: el Codex genético.

Gracias a este invento, la nueva generación resurgió durante millones de años más.

Sin que ellos se percataran, el gran poder que una vez cargaban se convirtió en mitos y leyendas. No sabían que la causa de su pérdida de poder era culpa de su propia estrella.

Esta raza hizo todo lo posible, incluso se hicieron pasar por los ancianos de Krypton para empezar a dividirlos desde la base de mando, con el fin de extinguir a esta poderosa raza.

Crearon una inteligencia artificial llamada Brainiac, logrando controlar todas las naves kryptonianas que se encontraban en el universo infinito, destruyéndolas durante su misión.

Cuando los kryptonianos se dieron cuenta de todo esto, ya era demasiado tarde. Los últimos rebeldes fueron encarcelados, mientras una nave pequeña abandonaba Krypton hacia un destino desconocido.

Itachi vio en silencio, con lágrimas en su rostro, cómo un planeta lleno de vida fue destruido por la envidia de otros mundos, sin saber que, así como otros mundos tenían miedo por Krypton, Konoha y el mundo entero temen al clan Uchiha y su gran poder ocular.

Saliendo del genjutsu con lágrimas en su rostro, su mirada reveló que ya había despertado los tres magatamas.

Rai observó a los Uchihas frente a él, ahora conscientes de la verdadera magnitud de su poder y su origen. La sala permaneció en silencio, la atmósfera cargada con la conmoción de lo que acababan de presenciar.

Durante ese tiempo en que ellos estaban dentro de aquella ilusión, creé una onda de energía Hakai, enviándola a la parte trasera de la luna, causando una gran explosión.

Esta energía eliminó de la existencia a todos los habitantes de la luna, cumpliendo con la misión principal. Mientras eso sucedía, grandes escombros comenzaron a caer en la Tierra de Fuego.

Los escombros más grandes de la luna cayeron en el País del Fuego, destruyendo la capital y matando a toda la familia del Daimyo junto con su gente. Desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos.

Mientras tanto, los demás escombros caían como misiles sobre Konohagakure. La mayor destrucción ocurrió en el antiguo recinto Uchiha.

Sin embargo, el nuevo recinto Uchiha permaneció intacto, gracias a Rai, que con una barrera de ki eliminaba todos los meteoritos que amenazaban al clan Uchiha.

¡Timbre!

—Felicidades. Has destruido la luna y sus habitantes.

Recompensa: Códex de vida y crecimiento del nuevo Krypton.

Nota: Con esta tecnología, podrás guiar a tu clan a nuevas alturas, convirtiéndolos en la raza dominante y evolucionada que alguna vez fue Krypton.

Al recibir la recompensa, el código genético se guardó en el inventario, esperando el momento adecuado para dar inicio a la transformación del clan Uchiha.

El impacto de la ilusión creada por Rai se sintió como un eco resonante en los corazones de los Uchiha. Cada miembro del clan, desde los más jóvenes hasta los ancianos más experimentados, entendía que lo que estaba ocurriendo marcaba un punto de inflexión en la historia del clan y del mundo shinobi.

Rai, ahora consolidado como el patriarca indiscutible, había demostrado un poder y una determinación que superaban cualquier cosa que hubieran conocido.

Mientras Rai permanecía en el centro de la sala, sus ojos brillaban con el poder del Mangekyō Sharingan, y su presencia imponía una autoridad que nadie se atrevía a cuestionar.

Su promesa de llevar al clan Uchiha a una nueva era de poder resonaba en la mente de cada uno de los presentes, pero el temor a lo desconocido y a lo que Rai podría desatar nublaba sus pensamientos.

Los ancianos, guardianes de las tradiciones y de la historia del clan, intercambiaron miradas cargadas de preocupación.

Sabían que Rai representaba un cambio radical, uno que podría llevar al clan Uchiha a alturas nunca antes alcanzadas, pero también comprendían que este camino podría ser peligroso y lleno de desafíos insuperables.

Sin embargo, oponerse a él significaba poner en riesgo la existencia misma del clan.

Rai, consciente del miedo que había sembrado en los corazones de su clan, se mantuvo firme. Sabía que tenía el control, pero también que debía consolidar su liderazgo para enfrentar las amenazas externas.

Con su Mangekyō Sharingan activado, escudriñó a cada uno de los presentes, asegurándose de que entendieran la magnitud de lo que estaba en juego.

—Este es solo el comienzo —dijo Rai con una calma que intensificaba el temor en los presentes—. Konoha y el mundo shinobi temerán el poder del clan Uchiha como alguna vez temieron a Krypton. Pero no seremos destruidos... seremos quienes dominen.

Los Uchiha, comprendiendo que Rai no solo hablaba con poder, sino con una visión que podía cambiar el destino de su clan y del mundo, sintieron una mezcla de reverencia y terror. Sabían que la senda que Rai había elegido era peligrosa, pero también comprendían que no tenían otra opción más que seguirlo.

Mientras tanto, en la oficina del Hokage, la tensión era palpable. Shisui, malherido y jadeando, pero determinado a cumplir con su deber, se encontraba frente a Hiruzen Sarutobi y los consejeros, quienes discutían frenéticamente las implicaciones del ataque lunar.

—Rai... él destruyó la luna —repitió Shisui, su voz débil pero cargada de urgencia—. No es un simple shinobi... es más de lo que aparenta. Es un peligro para Konoha y para el mundo shinobi entero.

Hiruzen, comprendiendo la magnitud de la situación, sabía que el equilibrio de poder en Konoha y en el mundo entero estaba en riesgo. Cualquier decisión que tomaran en ese momento podría determinar el futuro de la aldea.

—Debemos actuar con cautela —dijo Hiruzen finalmente, con la voz firme pero llena de preocupación—. No podemos permitir que el poder de Rai se desate sin control. Necesitamos una estrategia para proteger Konoha y a nuestros aliados.

La sala se quedó en silencio, mientras los pensamientos de todos giraban en torno a una pregunta crucial: ¿cómo enfrentarse al poder de Rai y del clan Uchiha, ahora más temible que nunca?

La sombra de la cuarta guerra shinobi se cernía sobre ellos, y el destino de Konoha estaba en juego.

Regresando con el clan Uchiha, Rai habló con voz autoritaria, señalando a una mujer entre la multitud.

—Tú, mujer, ¿cómo te llamas?

La mujer, sorprendida por haber sido señalada, respondió con respeto.

—Yo me llamo Ame Uchiha, hija del anciano Yakumi, mi señor.

Rai asintió con la cabeza, como si hubiera confirmado algo en su mente.

Nuevo Krypton con el Clan UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora