𝐓𝐀𝐄𝐊𝐎𝐎𝐊 | Kim Taehyung no era humano, era un ser especial, alguien diferente.
Él era el hijo de un íncubo y una humana.
Él tenía el poder y los deseos suficientes en su cuerpo como para robar la energía a cualquier mujer que quisiese mientras...
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—¿Por qué un ángel llora? —Taehyung observó la figura arrodillada ante sus ojos, lo había visto entrar sufriendo por un gran dolor, como si una persona importante hubiese muerto. Pudo quedarse escondido hasta que se fuera, pero un impulso lo hizo salir— ¿Perdiste tus alas?
Sabía que no se trataba de un ángel, era un simple humano, pero era tan lindo como los ángeles de aquellas historias que una vez le leyó su madre, cuando aún lo quería.
El chico se levantó de inmediato secando sus lágrimas con la manga de su traje. Después, como si hubiera descubierto algo maligno, le dio la espalda cerrando sus ojos. Taehyung se miró, ¿sus alas o cuernos eran visibles? No, las había ocultado, tenía la habilidad de hacerlo, ya que era mitad humano, ¿Entonces...?
Ah, estaba casi desnudo.
El íncubo se mordió el labio inferior, el dolor de las heridas se había intensificado luego de la caída por la ventana de su casa. Como sus alas estaban lastimadas no pudo utilizarlas y cayó de espaldas en el duro suelo, acto que lo había dejado peor que antes, la sangre todavía salía, aunque en pequeñas cantidades. Necesitaba recobrar energías y no había ninguna mujer a la cual robársela...
Pero estaba este chico.
—Vís... vístase... está en la iglesia —le dijo en la misma posición con un tartamudeo visible.
Un olor dulce llenó los pulmones de Taehyung, tan exquisito, ¿provenía de ese chico? Ni siquiera una mujer olía tan bien como ese humano, ese olor... Le era familiar, ¿pero de dónde?
No tenía tiempo para pensar, tampoco tenía las energías para hacerlo, así que; ¿qué importaba el lugar? Podría poseerlo en ese mismo momento y no correría peligro, los demonios no podían entrar ahí porque era un lugar bendito, solo él, quien podía esconder sus alas y sus cuernos tomando su apariencia humana, podía traspasar esa iglesia.
—Qué más da si eres un chico —se dijo para sí mismo.
Jungkook sintió un agarre en su brazo que lo hizo girarse de nuevo. No tuvo tiempo de procesar lo que pasaba, ya que sintió unos labios lascivos apoderarse de los suyos con maestría y posesión. Quedó pasmado, nunca nadie lo había besado, nunca había sentido otros labios jamás en su vida y de pronto llegaba ese desconocido a robarle su primer beso así de la nada. Sintió su lengua entrar en su boca, ultrajando cada rincón virgen e inexplorado. Parpadeó varias veces analizando la situación.
¡Lo estaba besando, ese hombre sin ropa lo besaba!
Intentó separarse, pero el desconocido atrapó sus brazos con los suyos, inmovilizándolo por completo. De pronto comenzó a sentir mucho calor, sus mejillas estaban calientes y el aire le faltaba. Cuando pensó que se desmayaría, sintió un gran peso sobre su cuerpo, hasta que no pudo sostenerse y cayó golpeándose con los escalones de piedra dentro de la iglesia.
Abrió sus ojos, se sentía mareado. Su atacante estaba tumbado sobre él, completamente apagado, ¿se había desmayado? Quiso apartarlo, pero quitó su mano de su espalda inmediatamente al sentirla húmeda. Miró su palma, estaba manchada de sangre.
