capitulo octavo Un enigma por descifrar

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Ajax caminó de forma lenta y misteriosa por el laboratorio de Frederick, su presencia era inquietante y su sonrisa burlona hacía que Frederick se sintiera incómodo. El científico lo vio acercarse y se preguntó qué quería.

"Eres una mera herramienta para Italia", le dijo Ajax en tono burlón. "Hoy estás arriba, pero ya viste lo que pasa cuando te resistes. Te metieron en una celda y crees que eso es lo peor que te van a hacer". Se rió de forma burlona, disfrutando del malestar de Frederick.

Frederick se sintió indignado. "¿Qué quieres decir?", le preguntó, tratando de mantener la calma.

"Quiero decir que eres un títere", respondió Ajax. "Un títere que puede ser controlado y utilizado para los propósitos de otros. Y cuando ya no seas útil, te descartarán como a un juguete roto".

Frederick se enfadó. "No soy un títere", dijo, su voz firme. "Soy un científico que ha trabajado duro para crear algo que puede ayudar a la humanidad".

Ajax se rió de nuevo. "Ayudar a la humanidad", repitió. "Eso es lo que todos dicen. Pero en realidad, solo estás ayudando a aquellos que tienen el poder y el dinero. Y cuando termine la guerra, te van a culpar de todo".

Frederick se quedó callado, tratando de procesar la información. Pero de repente, recordó algo clave. "Un momento", dijo, su voz firme. "Yo te conozco. Mi amigo, el doctor Sam, tenía una carta con tu nombre. Ajax".

Ajax sonrió de nuevo, pero esta vez su sonrisa era diferente. Era una sonrisa de conocimiento, de alguien que sabe un secreto. Y entonces, se escucharon unos golpes en la puerta del laboratorio. Frederick se volvió para ver quién era, pero Ajax ya había desaparecido.

Las observaciones de Frederick Donde viven las historias. Descúbrelo ahora