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Podría seguir en esta habitación sofocante, sin un espacio por donde ventilar los olores más putrefactos, sin un espacio en el cual pueda dormir acompañado de la serenidad, y sin la desdicha de ser vigilado de pies a cabeza; pero esto me haría un ser humano viviente?

A pesar de lo molesto que todo eso pueda ser, mi cuerpo se sigue moviendo en la misma sintonía del viento, cargando con miles de aberturas que nunca serán sanadas pero que aparentemente no impiden ninguna acción.

Puedo seguir con todo esto, pero mi corazón es el único que me hace gritar hasta quedarme afónico por todo el daño que ha estado recibiendo, golpes constantes que no tuvieron piedad ante el ábil órgano.
Aunque sea el único que sienta las consecuencias de la vida, puede hacer que las brisas cesen cuando sea necesario, cuando lo único que necesite sea un descanso de las mil hojas afiladas que los días dejan caer del cielo.

𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗮́𝘁𝗶𝗰𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora