Prólogo

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A veces, despertarse no es nada fácil. Salir de la cama se vuelve una verdadera Odisea cuando los brazos de dos de mis esposos insisten en retenerme un rato más bajo las sábanas aterciopeladas. No tengo una voluntad fuerte así que caigo rendida ante los encantadores besos y los sugerentes susurros que me piden que me quede un poco más para tener algo de diversión matutina.

"Dormiste bien gatita?" Pregunta Satoru con voz adormilada.

"Si ya has descansado significa que podemos darte más." Susurra Suguru antes de moder ligeramente la piel de mi cuello.

Los dos niños mimados a mi lado son mis esposos, y no les importa que llegue tarde al trabajo un lunes. Estoy segura de que recordarles la hora no hará ningún efecto, y como soy débil a su tacto, me dejo caer lentamente en el placer de sus caricias.

Mi alarma suena por quinta vez esta mañana y cuando el albino a mi lado se gira para apagarla yo salto de la cama y huyo hacia la puerta a pesar de las protestas.

"Esperen a que vuelva del trabajo!"

Primer desafío superado y es hora de tomar una ducha.

Entro a uno de los muchos baños de nuestra casa con la intención de tomar una ducha, pero encuentro a cierta figura tatuada con una expresión de molestia dentro de la bañera. Su mano izquierda sostiene un cigarro y los rosáceos cabellos están perfectamente humedecidos hacia atrás. Mortales ojos me miran de arriba a abajo, examinando mi aspecto recién levantado. Puedo decir que no está nada contento con lo que ve.

"Te divertiste anoche, malcriada?" Cuestiona con una voz y expresión aterradora. Entonces, recuerdo, ayer era domingo, específicamente su domingo. Satoru habia robado su turno porque el otro había estado de viaje durante varios días. Ups.

Le sonrío con la intención de apaciguar su enojo pero en lugar de eso, Sukuna se alza, saliendo completamente de la bañera, revelando todo su torso desnudo. Tira el cigarro al agua apagándolo al instante y siento la necesitad de reprenderlo. Aunque ahora mismo podría costarme la vida.

Da pasos decididos, sin despegar sus ojos de mí, yo tampoco los despego de él, y me quedaría a apreciar la vista pero sé que tengo que salir. En un movimiento, me giro y cierro la puerta para después correr por el pasillo sintiendo la presencia letal de mi tercer esposo detrás de mí. Momentos desesperados requieren medidas desesperadas, así que sin pensarlo mucho entro a un cuarto a mi derecha y cierro la puerta violentamente.

La oscuridad y el silencio ocupan la habitación, siendo brevemente interrumpida por los pasos rezonantes en el pasillo. Se acercan sin prisas, se detienen frente a la puerta y me pregunto si ha sido una buena idea meterme a este cuarto, si el más letal de mis esposos respetará la regla de no entrar al cuarto de otro.

Mi respiración se entrecorta esperando su siguiente movimiento, pero pronto reanuda su paso hacia el final del pasillo sin perder la calma mortífera que caracteriza nuestros juegos. Como un cazador que no duda atrapará a su presa tarde o temprano.

Las negras cortinas impiden el paso de luz pero mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad remante en la habitación. Observo a mi cuarto esposo sobre la cama, profundamente dormido de forma que leves ronquidos se escaban de la masculina boca. Me acerco y no puedo contener las ganas de acariciar la espalda ancha y la negra cabellera. Pero me abstengo de hacer más antes de entrar al baño cerrando la puerta, Toji tiene un sueño muy profundo así que confío en que no se despertará. Me doy una ducha haciendo uso de su champú y otros productos. Cuando salgo me envuelvo en una bata gris y también me echo su perfume por encima para oler la deliciosa fragancia.

Abro la puerta en silencio para volver a la habitación donde él duerme pero una cama vacía es todo lo que ven mis ojos. No tengo tiempo para reaccionar cuando me agarra desde atras pegando todo el fiero cuerpo contra el mío.

My Five Dear HusbandsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora