Duma y Mila

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Hace mil años existieron dos dioses hermanos, Duma, el mayor y Mila, la menor, ambos pertenecientes a la tribu divina del dragón divino, Arcanea, gobernada por la diosa dragona Naga, la más poderosa de todos los dragones divinos.

Mila bendecía las tierras de  Arcanea, permitiendo la prosperidad para los demás dragones divinos, ganándose así el titulo de grial del reino, Duma, su hermano mayor, la protegía con su excelente poder militar, ganándose el título de Escudo Real con el consentimiento de Naga.

Cuando los humanos empezaron a habitar en la tierra, los dragones les ofrecieron mucha sabiduría, que les permitió prosperar y progresar, creando una extravagante ciudad llamada Thabes.

Duma empezó a desconfiar de la raza humana y temiendo que se hubiesen vuelto más fuertes que él, ordenó a sus soldados a ir a Thabes, para destruirla en tres días, dejando que los supervivientes se dispersaran por todo el continente, provocando la ira de la diosa Naga, que lo juzgó cruelmente por el acto que había cometido contra la ciudad, generándose así un feroz batalla entre ambos dioses dragones.

Mila decidió ayudar a su hermano mayor, luchando valientemente contra la diosa Naga e incluso lograron herirla, rompiéndole algunos de sus colmillos, que se dispersaron por todo el reino. Aunque ambos hermanos unieron sus fuerzas, no fueron suficientemente fuertes para vencer a la dragona divina Naga, pues tras nueve días batallando, los dos hermanos decidieron rendirse, habiendo causado graves daños en todo el país de Thabes.

Debido a sus agresiones, Naga desterró a Mila y Duma del reino de los dragones y antes de que ellos se fueran, Naga les dio una espalda, que fue forjada con uno de sus colmillos divinos, a la que llamó Falchion. Dicha espada estaba destinada a ser utilizada por los humanos en caso de que surgiese la necesidad de desatar la locura y matar a ambos hermanos.

Más tarde, durante siete días Mila y Duma atravesaron el océano, llegando a un nuevo continente llamado Valentía, que ambos definieron como su nuevo hogar, en el que se convirtieron en los dioses patrones de dicho lugar.

A pesar de haberse establecido en Valentía, con ganas de guerra y la desconfianza que sentía hacia los humanos, Duma siguió provocando a su hermana para que discutieran, pues mientras Mila creía que era mejor que los humanos debían vivir sin conflictos y siendo personas pacíficas, él creía que la guerra fortalecía a los humanos y los volvia más resistentes a las adversidades.

Duma ordenó a su pueblo a que construyera una gran torre para poder ver el continente de Arcanea desde lo alto de una montaña, orden con la que su hermana Mila también estaba de acuerdo.

Tras la fuerte discusión entre ambos que había durado tantos años, ambos hermanos se acabaron cansando de discutir y finalmente Duma y Mila firmaron un pacto divino de paz, en el que ambos dividieron el territorio de Valentía en dos países: Rigel, situado al norte, gobernado por Duma y Zofia, situada al sur, gobernada por Mila y en el que también acordaron la prohibición de intenervenir uno en el país del otro y de cruzar las fronteras para invadir sus naciones.

Gobernando a través de sus nuevas civilizaciones, Mila y Duma crearon sus propias religiones, conocidas como las fieles de Mila y los fieles de Duma y los humanos construyeron templos para rezarles, difundiendo ambas religiones por toda Valentía.

Más tarde, un astrónomo llamado Sage Mataus propuso a la diosa Mila un calendario, que ella aceptó y que fue reconocido por todo el territorio y desde ese momento se estableció el comienzo de primer año de la era Valentía.

En cuanto a Duma, a medida que pasaba el tiempo, su fuerza militar empezó a disminuir y durante esa época, surgió una nación habitada por piratas, que supuso una amenaza para el continente de Valentía y la costa oeste de Arcanea.

Para enfrentarse contra la nación pirata, Duma y Mila firmaron un pacto de sangre divina con un humano de sus respectivas naciones, que fueron seleccionados por ellos mismos. Duma eligió hacer el pacto con un joven guerrero llamado Rigel, al que permitió empuñar la espada divina que la diosa Naga le había dado, Mila eligió a la familia real de Zofia a la que le entregó su hechizo más poderoso, Ragnarok.

Tras haber derrotado a los piratas, Mila brindó bendiciones a Zofia, permitiéndoles tener buenas cosechas para calmar el sufrimiento de sus fieles y Rigel le devolvió la espada Falchion al templo de Duma.

Duma proclamó al joven Rigel I como el primer emperador de su nación y además estableció una ley para los rigelianos, que permitió que los portadores más fuertes de la marca de su pacto de sangre, que pudiesen empuñar la espada Falchion, tendrían prioridad a convertirse en la familia real de Rigel, lo que finalmente permitió que un joven descendiente de la familia del emperador Rigel III, llamado Rudolph se convirtiese en el nuevo emperador de la nación de Rigel.














Ecos de las sombras de Valentía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora