Deseo || Soukoku

Lo siento...

Su respiración... Su respiración es irregular... El sudor recorre todo su cuerpo... Se siente cansado...

— N-no... Por favor...

— ¿Chuuya? Cariño... Despierta...

Fyodor muve desesperado al pelirrojo para despertarlo...

— Chuuya, despierta...

Finalmente el chico abre los ojos llenos de lágrimas... Se lanza a los brazos del azabache...

— Fyodor...

Se aferra al pijama del contrario, éste lo sostiene dejando suaves caricias en su cabello.

— Solo era una pesadilla... Estás conmigo...

— Lo siento... — se aleja, pasa su palma en sus ojos limpiando las lágrimas y sonríe. — No tienes por qué soportar esto...

Se separa completamente del azabache y se sienta en la cama.

— Nada de "lo siento" tú me importas, y a pesar que allá afuera tengamos que fingir ser pareja, tú sabes que yo realmente quiero llegar a eso contigo... — sonríe... Se acerca a Chuuya colocando su palma en el cabello de éste para acariciarlo...

Baja el rostro...

— Fyodor... Yo...

— Lo sé... No tienes que decirlo, aún así... — levanta el rostro ajeno, coloca su frente con la de él... — Yo no cambiaré mis sentimientos... No puedo... Y no importa que no llegues a sentir lo mismo por mi... — frota su nariz con la del pelirrojo... — Porque yo te amaré y estaré a tu lado sin importar nada... — deja un suave beso en la comisura de los labios del chico... — ¿Me permites dormir contigo ésta noche?

El pelirrojo no sabe que responder... Un sonrojo se apodera de sus mejillas al momento de que el otro separa sus labios de los suyos...

— ... Fyodor... — baja la mirada... Levanta los brazos rodeando el cuello del azabache posando su rostro en el pecho de éste... — Sí... Puedes dormir conmigo ésta noche.

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El castaño está en su habitación siendo acompañado por su amigo.

— Dazai, tú decidiste todo lo que pasaría, no puedes regresar el tiempo para cambiarlo.

Las palabras de su compañero y sus pensamientos lo atormentan...

— ¿¡Crees qué no lo sé?! — lleva sus manos a su cabello y jala de ellos fuertemente.

— No hagas eso. — con el ceño fruncido se acerca para alejar las manos del hombre de su cabello. — Con esto no solucionarás nada.

Lágrimas comienzan a salir de sus ojos... Los recuerdos regresan una y otra vez a su mente...

— Fuí un idiota... Jamás debí dejar que el tenerlo a él aquí afectara lo que tenía con Chuuya...

El azabache deja salir un suspiro...

— Sí, fuiste un idiota, pero ya nada puedes hacer, así que acepta de una vez por todas las consecuencias de tus actos.

Una sonrisa llena de rencor y arrepentimiento se dibuja en sus labios.

— No es tan fácil... ¿Sabes? Lo único que quería era proteger a ambos...

— ¿Proteger? ¿Realmente crees que tu padre le hubiera hecho algo a alguno de los dos?

— Me lo dijo... Y sé de lo que es capaz...