T'au: Emboscada Kroot

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Laeresh escaneó cuidadosamente los árboles iluminados por la luna delante de la escuadra de Exploradores siguiendo con la boca del cañón de su rifle de exploración el movimiento de su pupila. Todos sus sentidos estaban sincronizados con el ritmo del bosque, alerta para captar algo que estuviera fuera de lugar, algo alienígena. Nada perturbaba la quietud del bosque salvo los típicos ruidos de la vida animal que esperaba oír. Si alguno de sus enemigos hubiera estado cerca, las criaturas nativas hubieran huido o habrían dado algún aviso de su presencia al resto de animales. Satisfecha, bajó el rifle y subió el puño derecho con los dedos extendidos, que era la señal de que todo iba bien. Laeresh volvió a echarse el rifle al hombro, se levantó sin hacer ruido y avanzó con sumo cuidado entre los árboles.

Los cinco Exploradores Eldars avanzaron como espectros mientras sus capas de camaleonina cambiaban de tono hasta hacerse totalmente invisibles. Laeresh caminó silenciosamente hacia una enredadera de tronco grueso.

Entonces se desató el infierno.

Se giró mientras un Kroot se dejaba caer sobre su espalda desde los árboles. El poderoso alienígena rugió por encima de ella, agitando las púas de su cabeza y siseando en señal de desafío. Laeresh se ladeó para encañonar a la criatura, pero el enorme Kroot blandió la cuchilla encajada en el extremo de su primitiva arma de fuego y la clavó en el cañón al mismo tiempo que ella apretaba el gatillo. La cámara de carga del rifle explotó en una cegadora bola de fuego blanco y Laeresh se desplomó, quemada y medio cegada. La mayor parte de la cabeza del Kroot había volado en pedazos y su cuerpo le cayó encima presionándola contra el tronco del árbol. Ante sus ojos empezaron a surgir imágenes fugaces, danzantes puntitos de luz, imágenes grabadas en su retina. Parpadeó furiosamente para intentar recuperar la visión mientras intentaba sacarse de encima el cadáver del Kroot.

La noche se llenó de gritos a medida que más Kroots abandonaban sus escondites y saltaban sobre los Exploradores Eldars. Laeresh vio a su primo Culiern defendiéndose de dos Kroot a la vez y gritó su nombre cuando un tercero le hundió un cuchillo en la espalda y la punta salió por su pecho con un chorro de sangre. Contempló cómo Finugal y Duatha dejaban caer sus rifles y desenfundaban sus pistolas shuriken mientras Medhar era golpeado hasta morir. Ahora le tocaba morir a los Kroot: el aire se llenó de letales proyectiles de cantos afilados que penetraron la carne alienígena con facilidad. Por un momento, Laeresh se atrevió a abrigar esperanzas de sobrevivir; pero luego vio cómo las poderosas manos de un guerrero Kroot le separaban a Duatha la cabeza de los hombros. Finugal se dio la vuelta para enfrentarse al líder de los Kroot y disparó su pistola a bocajarro. Los discos monomoleculares se clavaron en su costado, pero el alienígena no pareció percatarse de ello y levantó a Finugal en el aire para clavarle la cuchilla de la culata de su rifle en el vientre. Laeresh lloró al ver a Finugal suspendido en el aire y gritó viendo la sangre manar de su cuerpo. El Kroot agarró a su víctima del cuello con una mano y le desclavó la cuchilla. Luego acercó al Eldar agonizante hacia sí y le desgarró un pedazo de carne del cuello con sus poderosas mandíbulas picudas.

Laeresh intentaba alcanzar su pistolera cuando el espantoso ruido de los Kroot alimentándose de sus amigos llegó a sus oídos. Los huesos crujían mientras despedazaban a sus víctimas para devorar sus órganos internos aún calientes. Laeresh acercó la mano al suave gatillo de su pistola. Se incorporó y disparó en un solo movimiento, decapitando prácticamente a uno de los Kroot manchados de sangre. Un golpe de revés hizo que la pistola le saliera disparada por los aires y la culata de un rifle se estampó en su cara. La boca se le llenó de sangre. Aturdida, sintió cómo tiraban de ella desde debajo del Kroot muerto y oyó el lenguaje entrecortado y siseante de sus captores. Agarraron sus miembros con una especie de tenazas para que estuviera inmóvil. Gritó cuando vio al Kroot cerrar sus mandíbulas sobre su pierna y empezar a alimentarse.

Todavía seguía viva cuando el Kroot abrió su caja torácica. Lo último que vio Laeresh fue cómo el líder de los Kroot devoraba su corazón.

Fuentes

Codex: Tau (3ª Edición).

Historias Muy Warhammeras, Volumen IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora